Terminó la primera prueba de fuego para Petro y los movimientos políticos que atestan el panorama colombiano. El gobierno, la dirigencia y los partidos palparon en carne propia la derrota de las extremas y el fortalecimiento de un centro que cobra duro el pésimo manejo, que durante casi cuatro años han dado los antiguos gobernadores, alcaldes, concejales, diputados y ediles a las regiones, y la arrogancia y desastre a 14 meses del actual gobierno.
Los electores y el país, en general, celebran sus triunfos electorales, pero olvidan la inseguridad, el golpe de un gravamen a los ultraprocesados, que eliminará la lonchera y aumentará la inflación.
Pocos se ocupan de lo que ya está sucediendo con las reformas repletas de mermelada en un congreso, que tampoco se ocupará de los resultados del 29, porque allá en el Capitolio todo está aprobado por dos años más. El nuevo presupuesto fue aceleradamente preparado para aprobaciones al vapor, sin importar el grado de corrupción. Esto es endémico en Colombia.
Los nuevos mandatarios regionales, tienen en sus manos un moribundo que requiere cirugía urgente. Los votantes creyeron en ellos y por esa razón acudieron a las urnas. Se dieron habituales casos de corrupción, como el de “La Baronesa” del Cesar.
Bogotá, con Carlos Fernando Galán da tranquilidad y sosiego, porque no llega con revanchismo, ni intransigencia, sino con puertas abiertas que garanticen la realización de lo que anhelan los habitantes de la Gran Ciudad. Bogotá recuperará seguridad, movilidad con pico y placa racional y, lo más importante: permitirá libertad de prensa, como siempre nos la pregonaba Luis Carlos Galán, al país y a quienes tuvimos la oportunidad de trabajar con él.
Es decir: no habrá marginamiento para quienes fueron adversarios y tienen ideales positivos para llevar a la capital a la cima de las urbes que muestran progreso, desarrollo. Volverá a ser la generadora empleo con el florecimiento de empresas, oportunidades para disminuir la informalidad y todo lo que represente avance, creatividad, prosperidad, civilización y cultura. Seguramente emprenderá una campaña cívica que rescate el amor por Bogotá.
Galán, muestra un nuevo amanecer, porque los habitantes respirarán optimismo igual al de la Colombia con este nuevo resultado electoral. El dólar da confianza a la economía y un renacer de ella, la finca raíz ya empezó a recuperarse, centenares de tiendas de barrio reabrirán sus puertas, porque hay otro ambiente.
Igual viene ocurriendo en las capitales y ciudades a las que llegaron hombres y mujeres con el ímpetu del progreso y el desarrollo.
Con la sepultura de las extremas, los partidos de centro han recibido las llaves para recuperar este país y hacer entender al presidente Petro, que el camino de la recuperación está a su alcance, si cumple con lo que juró al posesionarse, morigera sus reformas y escucha al pueblo que votó el 29.
BLANCO: El Premio Emmy que recibió el colega Luis Alejandro Medina, como el mejor periodista político de Nueva York. Felicitaciones.
NEGRO: El desespero de la alcaldesa López por licitar y contratar. Quiere dejar arcas exhaustas y contratos firmados.