La familia es tan antigua como la humanidad. La familia es elemento esencial en la vida del Estado. Y es elemento de virtud y felicidad. El grado de civilización de una nación se mide por la protección que da a la familia.
En el seno de la familia cumplen los esposos con los deberes que impone la moral. Son estos la cohabitación, el remedio de la concupiscencia, la fidelidad, el socorro, y la ayuda mutua y la crianza y formación de los hijos.
La familia es la organización social más completa que se conoce. Es complemento a los afectos. Asegura la propagación de la especie humana. Es el medio adecuado para iniciar la educación de los hijos.
La familia ayuda a la estabilidad social. En Grecia y Roma la familia era el conjunto de personas unidas por nexos de sangre y practicaban unas mismas costumbres. En la edad media la familia era indisoluble y de alto valor moral. En la época contemporánea, con la revolución francesa, surge el matrimonio civil.
El factor económico, al tener que trabajar la madre y hasta los hijos para el sustento del hogar, ha debilitado y disgregado a la familia.
La cultura de la mujer, su ingreso a la Universidad, su participación en la actividad política y económica, ha contribuido para que se le reconozca igualdad jurídica.
La Iglesia Católica siempre ha sostenido que el matrimonio es un sacramento y es indisoluble. Así lo proclamó el Concilio de Trento en contra de la tesis de Lutero, quien sostenía que era cosa terrenal de competencia de la autoridad civil. Esto ha influido en las costumbres de los países protestantes.
La familia, anota Gustavo Díaz, debe ser fuente de afectos, cariño, comprensión, amor, dulzura, desde antes de nacer el niño, hasta la muerte. Cuando falta el amor viene, el conflicto, el enfriamiento, la distancia y el rechazo.
El diálogo cálido, el desahogo, el interés recíproco, mantiene el matrimonio. En lo material el matrimonio cumple necesidades esenciales como el de ayuda, asistencia, alimentación, techo, abrigo, educación, salud, recreación.
El trabajo, el estudio y la actividad de los progenitores ha delegado hoy en guarderías y fundaciones la crianza de los niños.
La familia constituye fuerza integradora al fortalecer los vínculos sociales, suscitar afecto por principios y nociones de enorme interés. En la familia se aprende a respetar la religión, la autoridad, la disciplina, la tolerancia, la convivencia, la moral, las nociones morales.
En el hogar se recibe educación sexual y se aprende lo esencial en cuanto al concepto de justicia, democracia, riqueza, pobreza, y las actitudes que se deben asumir frente a estos delicados temas.
El hogar es la primera escuela del niño. Abuelas, jardines, tías, domésticas. Es el principal factor educativo del infante. En el ambiente escolar se amplían éstos conocimientos hogar - escuela y medio social, impregnan y forjan para siempre la personalidad del menor.
El Decreto 2820 de 1974 le concede iguales derechos y obligaciones al padre y a la madre. La patria potestad es compartida en igualdad de condiciones.
En la familia se da base económica sólida a todos sus integrantes, la ley protege con eficacia a los integrantes en todos los aspectos.
Ante las dificultades y frecuentes problemas familiares el Estado ha dictado multitud de normas para controlar las situaciones en lo referente a alimentación, violencia, separaciones, visitas, etc, etc.