Petro y sus asesores, sus escogidos funcionarios y sus peroratas, ‘tuiter’ y opiniones, han logado confundir de tal manera a los colombianos que hoy por hoy nadie sabe qué está ocurriendo, para dónde van las cosas, ni quién tiene razón alguna del tiempo que nos tardará recuperar el rumbo.
Difícilmente se logra identificar al presidente que ganó las pasadas elecciones, ante las investigaciones que se siguen al proceso y los vericuetos que los defensores tratan de encontrar para burlar la justicia.
Hasta la cachucha lo desdibuja. Y qué decir del cambio que ha aplicado a sus peroratas, sermones y cantinelas con las que embolata al público que sale a las plazoletas. Olvidó el acuerdo nacional y cuanta promesa de unidad esbozó durante su campaña y primeras apariciones como gobernante. Tal vez está consternado porque nada le sale bien y porque quienes designa para cargos importantes, medianos y pequeños, se obnubilan con los fondos de las entidades que les encomiendan, e ingresan a la corrupción.
Entre tanto, su manera de gobernar y la que le encomiendan sus asesores, consejeros y partidarios, lo llevan a cometer errores y actuaciones poco lógicas. Fue buen parlamentario, pero no gobernante.
Los medios se desbordan al registrar cada perorata o cada supuesta genialidad que expone en sus inagotables ‘tuiters’ y apariciones. Inclusive llegan a suavizar los rudos ataques a la prensa y a los periodistas.
De cielo y tierra aparecen críticas a sus equivocaciones y exageraciones, que desde luego no son tomados en cuenta por sus aliados, porque encuentra la manera de amainarlos y ocultarlos.
Parece haberse aliado con los grupos guerrilleros, a los cuales les perdona cuanto atropello cometen con las poblaciones rurales, a las que manejan a su antojo. Les ordenan paros armados o sus vidas. Manejan el secuestro y el cese al fuego a su manera. Se burlan de los negociadores, mientras el presidente dice que irá a la ONU para denunciar boicoteos a su plan de paz.
El Ejército, entre tanto, debe obedecer a su jefe máximo, cuando les ordena no disparar, así se trate de un grupo subversivo. Por fortuna, recientemente le recordaron a Petro que el compromiso de las fuerzas armadas es defender la Constitución y no participar en política.
Mientras el país llega a la gran confusión actual, el comercio cae estruendosamente a un -5.6 y la industria manufacturera está en crisis, dice la Andi. Nada qué hablar del resto las cifras nacionales y el trauma que toda la nación soporta con la reforma tributaria de Petro. El ministro de Hacienda pregona imaginarias e irreales cifras económicas.
El palo no está para cucharas: la confusión, el desorden, la inseguridad, la pobreza, el desempleo, el enredo en que se encuentran las reformas que imaginó Petro, le dicen a Colombia que tiene que armar un nuevo orden en todos los aspectos. El presidente unas veces habla de constituyente y otras de referendo, porque él también parece turbado y perplejo.
BLANCO: UN, el banco del colombiano más rico, llegó para competir con mucha fuerza en el mercado financiero colombiano.
NEGRO: Luto en el periodismo colombiano. Falleció el colega Julio Avellaneda, gran periodista en el campo económico. Y el luto cubre a Jaime Viana. Nuestras condolencias por la ausencia de su señora madre.