La parábola de Galán | El Nuevo Siglo
Viernes, 30 de Agosto de 2019

“Libró batalla con el fin de limpiar la actividad política”

Se cumplen 30 años del vil asesinato de Luis Carlos Galán, uno de los grandes líderes de la entonces nueva generación colombiana, quien sacrificó su vida ante el poder corruptor del narcotráfico que había denunciado sin ambages y combatido con la valentía que el país le reconoce.

Galán se inmoló por levantar su voz enérgica contra el mayor desafío que ha afrontado la organización institucional del país en muchos años de historia, señalando con su dedo acusador la penetración del narcotráfico en las diferentes esferas de la sociedad, flagelo que por poco doblega el Estado colombiano.

Luis Carlos Galán era un hombre inmaculado que había irrumpido en el escenario nacional librando una batalla con el fin de limpiar la actividad política que se había envilecido por la influencia perversa de prácticas como los auxilios parlamentarios y otros vicios, lo mismo que la de los “dineros calientes”, como se les conocía. Galán encarnaba el anhelo de renovación de las costumbres políticas y se había convertido en uno de los símbolos de la lucha contra las mafias del narcotráfico, al lado de su amigo Rodrigo Lara, con quien había fundado el Nuevo Liberalismo, y que en su paso por el Ministerio de Justicia le había declarado la guerra al narcotráfico luego de una celada que le tendieron en un debate en la Cámara de Representantes.

Como Galán era una esperanza de redención para la juventud colombiana de esa época aciaga, siempre nos hemos preguntado cómo hubiera sido un gobierno suyo con los factores de poder que han determinado la política colombiana, que no son muy distintos de los de ahora a pesar de los intentos que se hicieron con la expedición de la Constitución Política de 1991 en pos de ampliar los espacios democráticos del país.

¿Cómo hubiera gobernado el país? Seguramente hubiera convocado un proceso constituyente como el de 1991 para hacer la gran reforma del funcionamiento del sistema político, que fue la razón que justificó el resurgimiento del Nuevo Liberalismo.

En forma paradójica, por vías y caminos distintos, Galán y Álvaro Gómez terminaron su vida luchando por motivaciones parecidas. Lo que Galán identificaba como necesidad de renovación, Gómez lo describía como “el régimen” que había que transformar porque se sostenía sobre la base de un sistema de complicidades. Y ambos terminaron siendo asesinados por fuerzas oscuras de la sociedad.

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La Fundación Paz y Reconciliación, que dirigen León Valencia y Ariel Ávila, alertó al país al anunciar que “se está juntando la disidencia política en las Farc con la disidencia armada y pueden darle un nuevo curso a esta confrontación”. Era previsible que ocurriera esa posibilidad porque ‘Iván Márquez’, quien paradójicamente fue el jefe del equipo negociador en La Habana, hace mucho rato se había separado del proceso y más cuando se conocieron las denuncias sobre la vinculación de su sobrino Marlon Marín a un negocio de narcotráfico, que también involucraba a ‘Jesús Santrich’.