Las verdades, bellezas, anuncios y medidas de un gobierno nunca se habían visto con tal intensidad como las que se observan a lo largo y ancho de Colombia durante esta época. El presidente se ha desbocado para sacar adelante tres proyectos que considera como única forma de mostrar una obra de gobierno que lo proyecte en la historia.
Considera que en ellos están resumidas las falencias de una nación que todo lo requiere, para liberarse del poder de terroristas que, apoyados por la droga y el oro ilegal, manejan a su antojo a 50 millones de compatriotas. Esos tres proyectos habrían podido salir adelante, si su terquedad e imperial obstinación, impidió debatirlos democráticamente, aplicando racionales modificaciones benéficas para modernizarlos y extenderlos a toda la población.
Su extrema y añeja rebeldía que le dieron frutos durante su hábil carrera parlamentaria, más duras amarguras como Alcalde, lo han llevado ahora a buscar vericuetos para escudriñar, otear y hurgar una salida burlando la forma democrática que existe en nuestras normas.
Buscó un escenario superpopular con nombre aglutinante: “Puerto Rellena”, durante una manifestación de indígenas que poco entendieron el lenguaje presidencial con su anuncio: “como no quieren dejarme gobernar, propongo una constituyente”. Así quiso revivir la “séptima papeleta del 91”.
Así quiere perder los dos años que le quedan en la Casa de Nariño, si es que cumple con las normas legales y democráticas que se deben cumplir para convocar una asamblea constituyente.
Con el mismo desorden de su mandato ha emprendido una serie de giras por varias regiones del país, a las que moviliza el mismo público con cansancio de sus caras, desconcierto y confusión. Las imágenes de la televisión estatal, edita cuidadosamente primerísimos planos con escasos aplausos.
Durante sus deshilvanadas alocuciones hasta recibe papelitos de su asesora, con informaciones falsas, que él maximiza y, ha convertido en actos subversivos del clan del Golfo, unas marchas de los habitantes de Tierralta que simplemente querían la reparación de una carretera.
Difícil saber, si con rabia, odio o teatro, ordenó a las Fuerzas Armadas detener o capturar a “Iván Mordisco” con urgencia… “pero vivo”. En una guerra como la que adelantan Ejército y Policía en el occidente del país, que es a sangre y fuego, imposible pedir a las fuerzas del orden suspender su acción para evitar que entre los bandoleros dan de baja pueda estar Mordisco, quien así se refirió recientemente sobre el jefe de Estado: “Petro me acusa de traqueto y de usar la memoria de Manuel Marulanda. Cuando lo apoyamos en campaña, no éramos traquetos”.
Su constituyente habla de acabar la corrupción, pero se abstiene de “tocar”, los carrotanques de La Guajira, los carros de bomberos, los negociados en RTVC y tantos más, producto de la incapacidad e impreparación de quienes él mismo designa.
Así es la improvisación en todos los órdenes de un presidente que no encuentra horizonte.
BLANCO: La nueva Fiscal ha dicho que durante su administración habrá más fiscalía, que Fiscal. No aspirará a la presidencia.
NEGRO: La dictadura de Maduro se impone de nuevo garantizando su reelección.