La tasa de interés de usura | El Nuevo Siglo
Martes, 5 de Septiembre de 2017

Con bombos y platillos se anunció la baja de la tasa de interés de usura -que es, teóricamente,  la máxima que pueden cobrar los prestamistas sin incurrir en el delito de usura- a 32.22% efectivo anual, una reducción de 0.75 respecto a la que estaba vigente. Es decir, si usted tiene un préstamo de $100.000, los intereses se le bajan en $750 al año. Simultáneamente el Banco de la República redujo su tasa de interés de intervención 0.25 puntos, a 5.25%. Esta tasa es la base para las operaciones de mercado abierto (entre 5.50 y 6.50% recientemente) y la interbancaria (5.52% recientemente). Los bancos pagan entre 4.5% y 8.0 % en CDT, dependiendo de monto y plazo. Es decir, si el banco capta CDT al 8% y presta en Tarjeta de Crédito al 32%, tiene un spread o margen de 24%. No debe sorprendernos que produzcan billones de utilidades porque, además, cobran hasta por pasar por frente a las oficinas.

Esa tasa de interés de usura es, además, una ficción. Hay tasas especiales para los microcréditos (hasta dos salarios mínimos) de 55% y la tasa de usura anda por el 53% en ese sector. Es decir, para los que tienen plata la tasa de usura es hasta 20 puntos más baja que para los pobres, si es que éstos logran conseguir un crédito bancario. Porque si no, tienen que acudir a los usureros (llámense “compraventa” o “casa comercial”) donde la tasa de interés (la diferencia entre el precio de compra y el venta de la prenda) puede llegar al 10% mensual o a los préstamos “gota a gota” que pueden llegar al 20% mensual. Las comisiones, que no se computan como interés, llegan en los créditos rurales al 7.5%  y en los urbanos 4.5%. Pero, que se sepa, excepto los casos de las pirámides, a nadie han metido a la cárcel por usura.

Por eso estamos entre los países más desiguales del mundo. Es verdad que hay entidades privadas que tratan de paliarla, pero contra ellas conspira el sistema que está diseñado para que en Colombia los pobres sean cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos.  ¡No hay derecho!

El argumento para defender las tasas de interés más altas para los pobres es que son créditos de mayor riesgo, lo cual no es cierto. El premio Nobel de Paz de 2006 fue Muhammad Yunus, el creador del Grameen Bank en Bangladesh, llamado “el banquero de los pobres”, para quien la paz duradera no se puede alcanzar si la población no encuentra la forma de salir con trabajo y una ayuda con microcréditos. Según él, los pobres son excelentes pagadores.  Los mayores prestatarios del banco de Yunus son mujeres cabeza de familia. Pero aquí, a ésas cobrémosles caros los intereses. ¡El mundo al revés!

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Coda uno: La invasión de Paraguachón por militares venezolanos amerita un artículo especial. Pero entretanto hay que decir que esas agresiones no se resuelven con noticas de protesta. Estamos en mora de poner a nuestros militares a guardar nuestras fronteras con todo el equipo militar necesario y no a considerarlos como policías de mayor rango o, peor aún, a dejarlos vegetando en las brigadas.

Coda dos: Claro y Movistar pagaron una suma inmensa al gobierno. A propósito ¿qué pasó con la plata de Isagén?