La señora Holguín, malhadada canciller de la República, resuelve fungir ahora como hacedora universal de paz y experta en derecho criminal internacional. Improvisadora esencial y oportunista única -atributos de los vividores natos como es ella- tiene dos deudas pendientes. Una con el país, Nicaragua, y otra con la comunidad internacional, Venezuela. La salida del procurador Ordóñez no impedirá que su sucesora -muy seguramente la jurista antioqueña María Mercedes López- prosiga las investigaciones que se adelantan en su contra.
Su deuda con el país es exorbitante. Pateó hace seis meses los dos procesos que se adelantan en contra de Colombia en la Corte Internacional de Justicia, una vez fueron notificados los agentes Arrieta y Cepeda sobre su competencia en ambos contenciosos. El país -absorto en los detalles del proceso de paz de La Habana y subsiguiente plebiscito- no ha querido caer en cuenta del peligro inminente de pérdida territorial que lo amenaza. Se le advirtió a esta señora repetidamente que la sentencia de noviembre de 2012 -infestada de inconsistencias y sesgos en detrimento de nuestros intereses- debía ser el punto final de la presencia nacional en La Haya.
El deseo vehemente de prolongar procesos destinados al fracaso, fundado en generar honorarios abultados para ciertos expertos supuestos, hizo proseguir. El 17 de noviembre venidero es la fecha fijada a Colombia para presentar su contra-memoria al procedimiento instituido por Nicaragua en virtud del cual se pide a la CIJ obligar a Colombia a cumplir el fallo de 2012. En medio de la ambivalencia digna de esquizofrénicos desatados, la señora Holguín y sus asesores, tras haber tirado puertas en cara de los jueces y haber puesto al presidente Santos a responder por sus errores monstruosos con la tal no comparecencia declaran, en actitud que nos humilla a los colombianos, que allí volverán. Para que corra la sangre territorial del cordero colombiano y se nos cercene definitivamente nuestro mar Caribe.
Arrieta y Cepeda han solicitado a la CIJ una postergación hasta 28 de septiembre de 2017 para presentar la contra-memoria en el caso de la declaratoria de plataforma continental extendida. Después de haber desconocido la Corte. Con lo cual se evidencia que jamás se hizo el trabajo propio y disciplinado y buscan tan sólo dilatar el fallo temido que muy seguramente deba ser recibido por el próximo presidente de la República y su nuevo canciller. Este -no otro- es el propósito de la dilación.
Como ocurrió con la pérdida de Panamá -culpa del presidente Caro y su canciller Holguín-, el hecho cierto que ignoraron en su momento dirigencia y medios, cuando terminaba la Guerra de los Mil Días, el país se apretará la cabeza.
La deuda histórica de la señora Holguín en el colapso venezolano es inconmensurable en términos de vidas y respeto a derechos civiles. La espera del referendo hasta el 10 de enero de 2017 -con el perverso apoyo cómplice de la funcionaria colombiana- para apuntalar a sus amigos dilectísimos Maduro y Cabello -con quienes comparte tantos atributos notables- no podrá detener la caída. Las estadísticas lo dicen: la canasta menguada de artículos básicos fue en agosto 24 por ciento más alta que en julio y 630 por ciento mayor que en el mismo mes de 2015. El Banco Central, en las pezuñas de Maduro y sus válidos, incrementó la oferta monetaria en casi 100 por ciento en julio [última cifra disponible]. Como la producción de petróleo va en picada, la masa monetaria crecerá correspondientemente.
En círculos económicos y jurídicos internacionales se duda que PDVSA pueda atender en adelante deuda. Ni monetización de activos que no son reserva, ni venta de oro ni ayuda de China serán solución. Y llegará aquí la quiebra del sistema maldito cuyo soporte es la señora Holguín.