La guerra en Gaza ocupa las primeras páginas de periódicos e informativos radiofónicos y televisivos al igual que hasta hace tres meses era la guerra de Rusia contra Ucrania quien acaparaba los titulares.
Pero hay otras guerras que, como recordó el Papa Francisco en su discurso de Navidad, ya ni siquiera ocupan unas líneas a pie de página.
Sí, Somalia, Burkina Faso, Sudán, Myanmar, Yemen... son escenarios de guerras cruentas. Pero difícilmente las televisiones y el resto de los medios de comunicación informan de ellas. Y las cifras de víctimas son escalofriantes, por ejemplo, en Yemen ya han muerto trescientas mil personas según datos de Naciones Unidas.
África es un continente sufriente, rico en recursos y por tanto ambicionado por las grandes potencias que saquean esos recursos naturales, ya sea financiando "golpes de Estado" o corrompiendo a algunos políticos para que les permitan arrasar con esos recursos. Coltán, diamantes, tántalo, platino, cobalto, uranio, petróleo, oro, madera, caucho, karité, cacao, café....
Además, los países más contaminantes compran a determinados países africanos su cuota de emisiones contaminantes.
En realidad, aunque suene duro decirlo, hay "guerras de primera" que abren los informativos y guerras de las que simplemente ni se informa y por tanto no duele lo que no se conoce.
Pero al igual que nos dolemos de los muertos en Ucrania o en Gaza deberíamos dolernos de los de Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen... etc. Pero no lo hacemos.
Les confesaré que hace tiempo que he dejado de creer en todas esas organizaciones políticas cuyos dirigentes ponen el foco en determinadas guerras e ignoran otras. Más parece que hacen política a cuenta de esas guerras que nos resultan más cercanas que les importa la tragedia que supone la violencia.
No podemos conmover por las lágrimas de los niños de un lugar e ignorar las lágrimas de los niños de otro lugar porque quienes lo hacen lo que militan es en el cinismo.
Ojalá en este año que acabamos de comenzar esas guerras ignoradas remuevan conciencias, y esos niños que mueren en Sudán, Yemen o Myanmar lleguen a conmover tanto como los niños de las guerras que salen en los informativos de televisión. Claro que, para eso, alguien tendría que ir a esos lugares a contarlo. Y las guerras ideológicas en este momento están fuera de foco en África.