Seguramente en los medios pasó desapercibida la idea del señor Alcalde de Cali sobre la posibilidad de crear una policía cívica para la ciudad. Digo desapercibida porque solo en una entrevista por un canal televisivo fue registrada la noticia, que pasó sin pena ni gloria a nivel nacional, pero que sí llama la atención a los entendidos en seguridad ciudadana, quienes conocen los riesgos que conlleva organizar cuerpos de seguridad paralelos a la policía.
Hace algunos años la Policía Nacional creó un grupo de apoyo ciudadano para el servicio de vigilancia llamado policía cívica, compuesto por vecinos probos y de reconocida honestidad, quienes en determinadas fechas, de acuerdo a planes y programas establecidos por el comandante local, dedicaban buena parte de su tiempo acompañando las labores de vigilancia y recorridos de reconocimiento sobre ciertos sectores algo convulsionados del lugar, poniendo inclusive sus vehículos al servicio de la institución. Esta asistencia en principio rindió buenos frutos, pues se conformaron equipos de ciudadanos y policías, que mostrando un compromiso con el servicio hicieron presencia en lugares apartados y necesitados de la figura policial, ahuyentando grupos de antisociales afincados en determinados sectores.
Los buenos resultados invitaron a potenciar el programa entregando identificación y permitiendo el uso de radios para agilizar las comunicaciones entre los policía cívicos. El recuerdo es grato pues en su mayoría estos señores dejaron historia y lealtad, pero como todos estos programas con el tiempo se van desgastando y lo que fue en un principio colaboración y servicio, se desdibujó, pues algunos cívicos hicieron uso indebido de la identificación y los medios de comunicación, dando al traste con el programa.
Debo agregar que varios de aquellos ciudadanos fueron identificados y convertidos en blanco de retaliaciones de los delincuentes, razón de más para terminar este plan. Espero que la experiencia hagan recapacitar a al señor alcalde.
Pero ahora concentrémonos en el proyecto de gobernante, porque crear una policía es palabra mayor, sea cívica o social. Y para que cumpla misiones benéficas o humanitarias siempre tendrá el sello policial y recordemos que la Fuerza Pública está contemplada constitucionalmente y en ella la Policía Nacional. Pretendo así llamar la atención para evitar que este tipo de proyectos de dinamicen en el país y quieran los burgomaestres tener unidades policiales propias; ellos saben que son los jefes de policía y sus disposiciones se ejecutan por medio del comandante de la policía. La falta de pie de fuerza no es excusa válida para este tipo de propósitos y, además, antes de rodar un proyecto de esta envergadura deben esculcarse los bolsillos, pues el presupuesto en gastos de personal es oneroso, sin olvidar el tema de sanidad tanto personal como familiar de estos hombres. Créanme no es cosa fácil y, por el contrario, puede generarse una incompatibilidad entre componentes.