LIONEL MORENO GUERRERO | El Nuevo Siglo
Viernes, 5 de Octubre de 2012

Partidos en decadencia

 

El domingo pasado tuvo lugar la consulta interna de los partidos políticos que resultó un fracaso, como era de esperar. Los partidos más numerosos no intervinieron. No participaron La U, Conservatismo, Liberalismo ni Cambio Radical. Con exceso de optimismo, basados en todo el censo electoral (y no con solo los afiliados a los partidos participantes), el Polo pidió la impresión de 4.228.000 tarjetones, el Mira 2.5821.000 y el Partido Verde 790.000, únicos que participaron y que solo utilizaron su quinceava parte, el 6,6%. Se instalaron 12.907 mesas de votación, 39 votos de promedio. Importante mencionar que la finalidad de la consulta fue solo que los partidos convocantes eligieran comités y delegados a sus congresos. El costo de la consulta, de acuerdo con el Registrador, fue de $36.190 millones, es decir, cada voto nos costó $71.520. Que desperdicio. El sistema de salud está hecho un desastre, no tenemos carreteras (ni calles), las demandas contra el Estado suman billones, el Gobierno va a subir los impuestos porque aduce que faltan recursos, pero despilfarramos $36.190 millones en estas consultas; y se piensa gastar 1,4 billones en subsidiar la tasa de interés hipotecaria para viviendas de interés social y prioritaria; 3,7 billones para 100.000 viviendas gratis; se subsidiarán computadores para los estratos 1 y 2, estratos que también tendrán derecho a 6 metros cúbicos de agua gratis; se subsidia la industria fílmica… En fin, cada vez nos parecemos más a Chávez tratando de ganarse al electorado. Demos una mirada a la situación europea, a España e Italia, por no mencionar a Grecia, que por botaratas hoy tienen que someter a sus ciudadanos a drásticas restricciones y altos índices de desempleo.

El Polo culpa a la Registraduría por la mínima participación ciudadana, alegando que esta entidad no divulgó adecuadamente la celebración de la consulta, como si el Gobierno fuera el responsable de hacer las campañas internas de los partidos o de que a  cualquiera que quiera organizar un partido tengamos que darle dinero para tratar de conseguir adeptos. Estas consultas son tema privado de los partidos que quieran utilizarlas y sus costos deben sufragarlos ellos mismos como en otros países; unos partidos que deben carnetizar a sus afiliados quienes, con sus contribuciones, aportarían al costo de las consultas.

La democratización de los partidos no se alcanza necesariamente mediante las consultas. Están las convenciones internas obligatorias por el artículo 108 de la Constitución. A la democracia le convienen partidos fuertes pero la forma de lograrlo no es botando el dinero público en cuanta “consulta” quieran hacer para dirimir sus compromisos internos. Acierta el Viceministro del Interior afirmando que las consultas son responsabilidad de los partidos, que deben destinar sus recursos para su financiación y que el papel de la Registraduría se debe reducir al acompañamiento logístico y al escrutinio. El verdadero problema está en la falta de convocatoria de unos partidos políticos clientelistas y sin mayor fundamento ideológico.