LIONEL MORENO GUERRERO | El Nuevo Siglo
Viernes, 16 de Agosto de 2013

Drogas, crimen o enfermedad 

 

Mucho se ha discutido sobre la marihuana, sobre si sus efectos son verdaderamente dañinos, sobre si quienes la consumen son drogadictos, enfermos o simplemente se trata de un producto con leves efectos psíquicos estimulantes o son una antesala para drogas fuertes. Es así como en Colombia no son susceptibles de arresto quienes porten hasta 22 gramos de marihuana (y uno de cocaína) y no pueden ser considerados delincuentes sino enfermos. Para el expresidente César Gaviria, la estrategia de Estados Unidos para las drogas alucinógenas es “fallida” y propugna por la legalización de las drogas “blandas” (como la marihuana o cannabis) y no criminalizar el consumo de las alucinógenas sino tratar médicamente a los adictos  y “proveer(los) de droga legal, dentro de un marco regulatorio estricto y en algunos casos bajo prescripción médica o en centros especiales, para evitar que la gente tenga que acudir a las organizaciones criminales, porque eso engendra enormes cantidades de violencia y de corrupción".

Ya varios estados de los Estados Unidos han legalizado el consumo de la marihuana. Uruguay está en vísperas de dar un paso más avanzado en este sentido, el convertirse en el primer país en el mundo donde el Estado produciría, controlaría y distribuiría la marihuana. Según un proyecto de ley aprobado por la Cámara de Diputados, el Estado regulará y controlará, por medio de un organismo especializado, la producción, importación y distribución de la marihuana, se permitirá a los mayores de 18 años y residentes tener hasta seis plantas de marihuana, comprar 40 gramos por mes en farmacias autorizadas. La publicidad está prohibida, la calidad de la droga será certificada por el Estado y el precio de los cigarrillos, incluidos impuestos, será controlado. Aunque en la Cámara el proyecto fue aprobado por muy pocos votos, en el Senado, con clara mayoría oficialista, no se anticipa obstáculo alguno en octubre.

Muchos consideran inconveniente esta política (las encuestas muestran que el 63% de los uruguayos está en contra y solo el 26% a favor) que, creen, será más perjudicial que beneficiosa y que atraiga hacia Uruguay un “turismo cannabico,” como sucedió en Holanda, e, inclusive, una producción exportable, principalmente hacia Argentina y Brasil. Pero para cubrir los costos de producción, regulación, distribución e impuestos, el precio a los consumidores podría terminar saliendo más caro que el de la droga ilegal, en otras palabras, el tráfico ilegal no desparecería y muy poco se habrá logrado. El propio presidente uruguayo, José Mujica, reconoce lo arriesgado de la iniciativa y la llama “experimento de vanguardia” con el objeto de evitar la violencia del tráfico ilegal que tantas muertes ha causado en países como Colombia o México, sujeto a que si falla se derogaría. El mundo queda a la expectativa de los resultados del ensayo uruguayo.