LIONEL MORENO GUERRERO | El Nuevo Siglo
Viernes, 5 de Septiembre de 2014

¿Vuelta a la guerra fría?

 

Los acontecimientos de Ucrania no son graves solo para los ucranianos a quienes Rusia acaba de arrebatarles Crimea sin posibilidad de recuperación y a quienes Putin quiere quitarles territorios adicionales so pretexto de obtener autonomía para su población de habla rusa, pero en realidad es rebelión fomentada por Moscú suministrando armas y soldados sin uniforme. El gran peligro es el deseo de Putin de recuperar la grandeza rusa del siglo XIX. Los países bálticos en particular, con minorías ruso parlantes, piden seguridades a los otros miembros de la OTAN de que los defenderán de una agresión rusa, de allí el viaje, esta semana, del presidente Obama a Estonia donde reafirmó su compromiso con las naciones bálticas. Es un retorno a la guerra fría en menor escala, que si los países occidentales no actúan con decisión puede incrementarse a la época de la crisis de Cuba cuando el mundo estuvo al borde de una conflagración atómica. Para evitar incurrir en los errores del pasado debemos recordar la historia. La actitud de Putin frente a Ucrania asemeja a la de Hitler respecto a los Sudetes, región de habla alemana de la entonces Checoslovaquia y que Alemania reclamaba. Francia y Gran Bretaña cedieron (Acuerdo de Munich de septiembre de 1938) creyéndole a Hitler que no tenía más ambiciones territoriales, promesa que olvidó en marzo siguiente cuando invadió a Chequia (la parte occidental de Checoslovaquia). Ese mismo año, 1939, Hitler firmó con Stalin un Tratado de no Agresión mediante el cual se repartieron a Europa del este: Polonia entre los dos y para la Unión Soviética Letonia, Estonia y Lituania (lo que no impidió a Alemania invadir a la Unión Soviética en 1941) y de allí que Obama agregara en Estonia “Ustedes perdieron su independencia antes. Con la OTAN nunca más la perderán”. Recordemos que Stalin invadió a Finlandia por no querer este país retroceder sus fronteras como él lo quería. Rusia no tiene hoy el poderío de la URSS en 1960 pero tiene la fuerza del matón ante la persona de bien. El rufián tiene, o dice tener, la voluntad de pelear de la que el otro carece. Los países occidentales manifestaron que no irían a una guerra por Ucrania mientras que Putin, el matón, afirmó que Rusia es una potencia atómica. Occidente radica su fuerza en las medidas económicas que pueda tomar, adicionales a las de hace unos meses, pero su eficacia está en la celeridad con la que las pueda imponer, lo que no es fácil cuando los Estados Unidos no quieren actuar solos y en la Unión Europea tienen que ponerse de acuerdo 28 países con intereses no siempre iguales. El peligro es suficientemente grave como para incitarlos a ponerse de acuerdo en corto tiempo y evitar un nuevo Acuerdo de Munich.