Lionel Moreno Guerrero | El Nuevo Siglo
Viernes, 31 de Julio de 2015

“Cese unilateral de Farc es cese bilateral”

MÁS CONCESIONES

Los bombardeos

 

EN  el afán de lograr que las Farc acepten llegar a un acuerdo de paz, el Gobierno sigue haciendo concesiones. Ahora volvió a ordenar la cesación de tal vez el arma más contundente contra la guerrilla, los bombardeos. La efectividad de estos está comprobada y por eso la guerrilla es lo primero que pide. Mediante bombardeos se logró dar de baja a Raúl Reyes y a Alfonso Cano. La amenaza de un bombardeo impide que las Farc puedan lograr concentraciones de tropas con las que atacar masivamente y tienen que limitarse a asaltos en pequeños grupos, los que tienen que ser, contra objetivos aislados y no bien defendidos. Como dijo el general (r.) Néstor Ramírez Mejía, Presidente del cuerpo de generales y almirantes de la reserva activa, las Farc van a tener una oportunidad de volverse a agrupar en esos sitios de retaguardia”.

Esta semana el presidente Santos dijo que esta medida no implica un cese el fuego bilateral “escondido”, pero dos días después afirmó que era un acercamiento al cese bilateral. Más aun, el cese unilateral de las Farc es en realidad un cese bilateral ya que la guerrilla lo condicionó a que las Fuerzas Armadas no los ataquen. Si subsiste la tregua de las Farc es, entonces, porque no han sido atacadas. El acuerdo tácito parece ser que las Fuerzas Armadas no acometerán ofensivas contras las concentraciones guerrilleras y las Farc cesarán el terrorismo. Mientras se charla indefinidamente en La Habana, la guerrilla se reagrupa, se rearma, se entrena y se concentra. ¿Qué prisa tiene Timochenko para llegar a un acuerdo si cada día se fortalece militar e internacionalmente? A la suspensión de los bombardeos se llegó ante la presión terrorista. El mismo Presidente lo admitió cuando afirmó que tenía como objetivo desescalar el conflicto pues el Gobierno no quería más víctimas y tragedias como las ocurridas en los últimos meses a causa de los ataques de las Farc. Esto prueba que el terrorismo paga. Volar torres de energía, puentes, oleoductos, contaminar ríos, doblega al Gobierno y lo hace seguir aceptando las condiciones guerrilleras para, supuestamente, firmar una acuerdo de paz que solo llegaría cuando se acepte que los cabecillas no pagarán cárcel y sin entrega de armas, como no se cansan ellos de repetirlo. Dentro de cuatro meses el Gobierno volverá a decir que ahora sí estamos ad portas de un acuerdo histórico, que no hay mejor bien que la paz, que el PNB crecerá 4% más sin el conflicto, que nada justifica la pérdida de vidas, etc. Si el presidente Santos no se caracteriza corre el riesgo de pasar a la historia, no como Nelson Mandela, sino como Neville Chamberlain.