Lionel Moreno Guerrero | El Nuevo Siglo
Viernes, 2 de Octubre de 2015

EL PROCESO DE PAZ

La rana hervida

EL  proceso de paz del presidente Santos trae a la mente la fábula de Hervé Clerc: una rana reposa en una olla llena de agua, esta se calienta poco a poco para satisfacción de la rana que encuentra agradable el agua tibia (el Gobierno anuncia proceso de paz con las Farc, reducidas a 8.000 guerrilleros, para terminar el conflicto en pocos meses, lo que es bueno. Se ve la luz al final del túnel). El agua se calienta y la rana piensa que, aunque un poco caliente, es relajante (los pocos meses se alargan a años, se anuncian en comunicados, con gran despliegue, acuerdos sobre “Reforma Rural Integral”, “Participación política” y “Drogas Ilícitas”, aunque quedan 28 temas por definir y “no hay nada convenido hasta que todo esté convenido”; Baltasar Garzón llega al país a respaldar las negociaciones; se pregona que la paz exige sacrificios y que quienes critican el proceso son guerreristas, enemigos de la paz). La temperatura del agua se eleva y la rana comienza a sentirse incómoda pero se le dice que es bueno para los nervios y debe tener paciencia (Blair, Clinton vienen y alaban al Presidente, jefes de Estado extranjeros felicitan a Santos; se suspenden los bombardeos y se entra, de hecho, en un cese de fuego bilateral que permite a las Farc descansar y reorganizarse; la paz está próxima). Se incrementa la temperatura del agua, la rana piensa que debe salir, pero es tarde, no tiene ya fuerzas (estamos a punto de lograr la paz tan anhelada, en solo seis meses más firmaremos el acuerdo final; narcotráfico amnistiable por considerarse delito conexo a los políticos; se anuncia gran acuerdo sobre justicia: se creará una Jurisdicción Especial para la Paz ¡que comprenderá jueces extranjeros! No habrá impunidad -penas restrictivas de la libertad sin cárcel-, militares, políticos y empresarios que hayan ayudado a paramilitares, inclusive expresidentes -léase Uribe- serán sometidos a este tribunal. Los “detalles”, quiénes serán estos jueces, con qué procedimiento actuarán y qué leyes aplicarán, cuánto tiempo les llevará “juzgar” a militares, políticos y empresarios acusados de colaborar con los llamados paramilitares, habrá apelaciones, etc., serán convenidos más tarde -el demonio está en los detalles-; la Fiscal General de la Corte Penal Internacional, dicen, aprueba este acuerdo -la Fiscal lo que dijo fue que estudiaría cuidadosamente sus términos-) La rana está a punto de expirar, hervida, sin darse cuenta de cómo terminó así. Igualmente somos llevados los colombianos a la entrega del país a una banda de forajidos que, de estar casi exterminada, y de allí el odio que le tiene la izquierda a Uribe, hábilmente explotó el ansia de un presidente por lograr un acuerdo con ellos y le extorsiona concesión tras concesión.