LIONEL MORENO GUERRERO | El Nuevo Siglo
Viernes, 15 de Junio de 2012

Austeridad o crecimiento 

 

El mundo está al borde de otra crisis financiera global que, como en 2008, se extenderá a una crisis económica. En una crisis financiera las empresas (la gente) pierde el dinero y sin dinero, ni pagan sus deudas, ni consumen, la producción desciende y los trabajadores son despedidos, etc. En realidad la crisis ya comenzó en muchos países desarrollados. En España el desempleo es más de 24% y en la zona euro 11%. Irlanda y Portugal necesitaron ayuda externa para salvar sus bancos y la concedida a la banca española fue tan mal diseñada que provocó un alza en el costo de su deuda y una reducción de su calificación crediticia. Todo sin hablar de Grecia donde el PNB disminuye por quinto año, este, -7%, mientras que en Italia -1,9% y en toda la zona euro -0,4%. La solución la tienen Alemania y la misma Grecia, este último país detonante del desastre, con muy generosos beneficios sociales (¿tendrían casas y agua gratis?) y con un gran déficit fiscal encubierto por cuentas nacionales falseadas. Pero como las decisiones no son técnicas, a pesar de los llamados de urgencia de Obama los políticos de ambas naciones están enfrascados en un peligroso bluff para ver quien capitula primero ante la inminencia de la catástrofe. Para la señora Merkel (sobriedad antes que crecimiento), Grecia  tendrá que aceptar las medidas de austeridad para permanecer en el euro y evitar la suspensión de la necesaria ayuda europea, entrar en cesación de pagos y salir de la Unión Europea. Esto podría implicar una pérdida catastrófica del 50% del PNB griego en el primer año y del 9% para toda el área euro. En Grecia todo depende del resultado de las elecciones del domingo 17 pues si el partido izquierdista Syriza adquiere control parlamentario revocaría las medidas de austeridad de las que Alemania hace depender el apoyo indispensable para mantener al país dentro de la zona euro. Su líder, Alexis Tsipras, quien ha dicho que se trata de chantajearlos amenazándolos con excluir a Grecia del euro, utiliza el argumento populista, en vísperas de las elecciones, de que es posible evitar las medidas de austeridad sin renunciar al euro, comerse la torta manteniéndola, y sabiendo que la economía mundial pagaría un alto precio, con peligro inminente para Portugal, España, Italia e Irlanda, chantajea a su vez a la U. E. sentenciando que “sería un error histórico incomprensible creer que una Europa sin Grecia pueda continuar… sería una Unión, política, cultural y económicamente lisiada”. Mientras, perdura la indecisión los mercados financieros sufren, desde el primero de abril la bolsa de Nueva York ha bajado 5,8% y la de Londres 6,7% ¿Cómo se comportarán el lunes después de las elecciones griegas? La presente es una prueba, no solo para las economías, sino también para el funcionamiento de las instituciones políticas de las democracias.