Con su poderío comercial, hoy China puede transformar el sector rural colombiano. Acompañamos al presidente Duque en un viaje que, no lo dudo, será histórico para el sector. Para el caso de la carne de res, se alinean los astros para abrirle espacio en el comercio mundial y convertirla en el motor de la transformación de la ganadería nacional.
No es optimismo gratuito; existen factores estructurales que marcan ese rumbo. Mientras en 1980 la población mundial era de 4.449 millones de habitantes, en 2017 alcanzaba los 7.550 millones, con un crecimiento de 69%. En el mismo periodo el hato mundial pasó de 1.217 millones de cabezas a 1.492 millones, con un crecimiento de apenas 22%, menos de la tercera parte del poblacional. Hoy la producción mundial de carne es de 64 millones de toneladas, de las cuales solo 11 millones se comercializan. Más gente, menos carne.
A esa tendencia estructural se suma un factor coyuntural de enorme peso: La peste porcina que hoy azota al continente asiático y, particularmente, a China, con el mayor hato porcino del mundo -¡435 millones de cabezas!-, del que podría perder hasta la tercera parte, por lo cual los expertos vaticinan una “disparada” de las importaciones de carne de res.
Así pues, aunque suene a beneficio con desgracias ajenas, como cuando nuestras bonanzas por la roya o las heladas en Brasil, lo cierto es que el futuro de la carne de res está en China, no solo por su calamidad porcícola, sino por la potencialidad estructural de su economía.
El mercado chino suma 1.400 millones de personas, cinco veces más grande que el de Estados Unidos, tres que el de la Unión Europea y dos que toda América Latina.
El ingreso per cápita en China fue de 9.770 dólares para 2018, todavía modesto frente a los 62.927 de Estados Unidos, pero su crecimiento sostenido es extraordinario, pues en 1978, hace 40 años, apenas superaba 200 dólares por habitante. En esas cuatro décadas, 800 millones de personas han salido de la pobreza y el gobierno chino anuncia que, para 2030, el país habrá ingresado al exclusivo club de los “países de ingreso alto”. Hoy ya alberga a ¡la mitad! de la clase media del mundo.
En 2018, China le compró al mundo productos agropecuarios por 126.000 millones de dólares y a Colombia apenas 64,4 millones, equivalentes a -ríanse- el 0,05%.
En 2018, importó 1.039 millones de toneladas de carne de res, más de la mitad desde América Latina, y Colombia no aportó un solo kilo a ese volumen. Con la combinación de factores mencionada, en el corto plazo triplicará sus compras, superando el 25% del comercio mundial.
¿De dónde saldrá esa carne? Colombia ocupa una posición importante en la producción, con el hato número doce del mundo y alto potencial de crecimiento; y para alinear un astro más, la carne de res es el único commodity con tendencia sostenida de aumento de precio, desde 2.480 dólares por tonelada en 2006 a 4.714 -casi el doble- en 2019, gracias a lo cual nuestro precio es competitivo a nivel mundial.
No obstante, para aprovechar esa oportunidad, es urgente la recuperación del estatus sanitario, prevista para septiembre, gracias a los esfuerzos del Minagricultura, el ICA y Fedegán.
De ahí la importancia del viaje a China del presidente Duque. Para el caso de la carne, si no nos subimos a ese tren de futuro, nos resignaremos una vez más a verlo pasar.
Nota bene: insensata mezquindad la de quienes pretenden desvirtuar, con argumentos populistas, la importancia estratégica de los viajes presidenciales.
@jflafaurie