LORENA RUBIANO FAJARDO | El Nuevo Siglo
Domingo, 2 de Octubre de 2011

Desastre conservador

 


“La política es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir”.
Jacques Benigne Bossuet

 


Definitivamente  el Partido Conservador de Caro, Ospina, Gómez, Pastrana, Betancur, Lloreda, Sourdís y muchos otros dirigentes, necesita una reingeniería total, o desaparece.
Una política de Partido, no puede ser manejada por politiqueros baratos, que sólo quieren mantener, o trabajar por su feudo, su grupito o su familia, dejando de lado la grandeza y la verdadera doctrina y postulados de su colectividad.
¿A qué hora se nos acabó el Partido en Bogotá? ¿Además están acabando con el Partido en Boyacá, en Antioquia, en el Valle? Qué irresponsabilidad, qué falta de ética, qué falta de honor de los dirigentes, que saliendo elegidos con los votos del conservatismo andan mendigando y cambiando su cauda por puestos en otras toldas, cuando su obligación es respetar las decisiones y los candidatos propios de la colectividad a los cargos públicos.
Lo ocurrido en Bogotá con el candidato Dionisio Araujo es vergonzoso, todo un Directorio Nacional, manipulado por uno de sus miembros, logró que lo dejaran solo, lo bloquearon económica y políticamente, para poder negociar con el candidato del Partido Verde un plato de lentejas.
Da tristeza ver también el caso de Boyacá, donde dos congresistas, desconociendo las decisiones mayoritarias del Partido, andan tras de las faldas de un candidato diferente, sólo porque allí, seguramente, les ofrecieron unos puestos. Estas actitudes son, en mi leal saber y entender, traición y deben tener consecuencias y el Veedor del Partido iniciar las acciones para recuperar esas curules conservadoras.
También hubo la oportunidad de tener gobernador en Cundinamarca y los apetitos puesteros de dos representantes a la Cámara del conservatismo, lo impidieron y estamos en peligro de perder en otras secciones del país por esa miopía política.
A muchos dirigentes les falta dignidad y al Partido liderazgo, autoridad y unos Estatutos más rígidos y estrictos; hay que regresar a las listas sin voto preferente, para evitar que se aprovechen de la bandera azul sólo para satisfacer intereses personales, dejando de un lado los de la colectividad.
Basta ya de esta ignominia, hay que desburocratizar al Partido y reestructurarlo, empezando por sus funcionarios, para llevarlo nuevamente al esplendor que tuvo en otras épocas. El Partido Conservador es grande y tiene que regresar a ese sitial de la historia. Dios salve al otrora glorioso Partido Conservador.

 


lorenarubianofajardo@gmail.com