LORENA RUBIANO FAJARDO | El Nuevo Siglo
Domingo, 2 de Diciembre de 2012

Epígrafe

“Son grandes las ventajas industriales que se derivan del principio económico de la división del trabajo, pero por él se ha privado de alma y de vida al trabajo del hombre”.

Johannes Kepler

 

Trabajo dignificante

 

A  raíz del paro que ya por dos meses adelantan los empleados de la rama judicial, es necesario repensar y analizar qué pasa con nuestros trabajadores en Colombia. Tienen o no tienen razón en sus reclamaciones y por qué se espera que las cosas lleguen a extremos para buscarles solución.

Cuando las cosas están críticas, caóticas, debería buscarse de una vez  por todas, superarlas de raíz, con profundas reformas si es necesario y no con paños de agua tibia.

Cuando el Congreso años atrás aprobó subirles por arte de magia el sueldo a los orondos magistrados y nivelarlos al sueldo de los congresistas, en ningún momento se dio cuenta de la brecha que abría entre los jueces y sus superiores y ahora tenemos que reparar en pocos meses, las fallas que vienen desde 20 años atrás.

Por eso  las Altas Cortes guardan silencio, porque como bien educadas que son, no hablan con la boca llena.

Es hora de ponerse al día con los cargaladrillos de la Rama Judicial, pero también es el momento de exigirles que busquen fórmulas para desatrasar los procesos que están durando seis y diez veces más del tiempo necesario para sus trámite. No pueden seguir el ejemplo del Consejo de Estado, donde un proceso dura hasta 15 años en ser resuelto.

Es el momento para dignificar el trabajo de los demás asalariados acabando de una vez por todas, con la contratación a través de unas mal llamadas cooperativas, que son verdaderas chupasangre, que se quedan con el dinero de los empleados, y es la forma en que las empresas evaden sus responsabilidades salariales y prestacionales con sus trabajadores.

La  Comisión Séptima de la Cámara, en buena hora aprobó un  proyecto que prohíbe contratar a través de cooperativas de trabajo porque un 80% de esos trabajadores no tiene los derechos que consagra la Constitución y los Tratados internacionales.

Es urgente que se acabe esa tercerización laboral tan perversa  que solo beneficia a los propietarios de las temporales que además se declaran sin ánimo de lucro para evadir impuestos y a las grandes empresas que contratan barato, y esquilman  las prestaciones de sus asociados. Como decía el doctor Álvaro Gómez, esas cooperativas de empleos son miserabilistas.