Juventud indignada
Va creciendo por el mundo y Colombia no es la excepción, la ola de protestas de los jóvenes, por el manejo que se le está dando a la economía, a la educación, por el aumento de los pobres y por la despreocupación de los gobernantes sobre la suerte de nuestro planeta.
En realidad, sólo se están viendo soluciones, protecciones y respaldo para los banqueros, industriales o inversionistas, pero respuestas a los graves problemas sociales, nada de nada. Por eso estamos en la línea de los indignados, preocupados y desesperanzados, que vemos negros nubarrones en el futuro inmediato. No soy pesimista a ultranza, sólo expreso mis inquietudes, por lo que se palpa en el ambiente universitario.
Exigimos políticas públicas que garanticen un presente y un futuro distintos, la educación no es una mercancía, ni un negocio, ni una máquina de producir plata, es necesaria una mayor autonomía y democracia universitaria, mayor calidad académica diversificada con carreras técnicas intermedias que nos sirvan para tener posibilidades de empleo apenas dejemos la universidad, el mejoramiento del bienestar estudiantil, con actividades ecológicas y en mayor contacto con la comunidad, para que crear una nueva “cultura” de responsabilidad y engranaje con la sociedad.
Estamos indignados con el proyecto de la ministra de Educación, que no lo socializó, no se discutió y provocó un paro nacional que puede llevar al traste con el semestre y no aceptamos que la única respuesta sea mano dura, para los que protestan.
Los estudiantes no somos enemigos, ni del progreso, ni de la sociedad, ni de la fuerza pública y condenamos el mínimo acto de violencia, sólo queremos ser escuchados.
En estas elecciones hemos aumentado nuestra presencia en un 50% para tener la oportunidad de llegar a los cargos de elección y poder reemplazar a aquellos dirigentes que se atornillan por años a estos puestos y no dejan surgir nuevas figuras que lleguen con otros proyectos y estilos de hacer política. No es bueno para la democracia que esa renovación la tenga que hacer la Fiscalía y no el electorado.
Finalmente quiero celebrar que se haya aprobado en el Congreso, en primer debate el proyecto, “por medio del cual se expide el estatuto de ciudadanía juvenil”, al cual me referiré en otra nota.