Se me olvidó comentar en la columna pasada que al estar disfrutando de unas breves vacaciones por los lados de Miami, lo que más apreciaba era la tranquilidad espiritual de no tener que escuchar las noticias de Colombia -todas malas- y recorriendo ese esplendoroso Design District, zona rosa y de comercio exclusivo para las celebridades y para los millonarios, y sin la mínima intención de comprar algo - sólo darle de comer al ojito- me topé con un local con el letrero de Ferragamo, y al punto se me amargó el día, pues me retrotraje al momento en que Vicky Dávila entrevistaba al entonces candidato Petro y de pronto descubrió que tal era el hierro de sus zapatillas, quien le confirmó que era su marca favorita, hecho frente al cual se debió escandalizar otro ex guerrillero, igualmente ateo, pero uruguayo, de nombre José Mujica, quien descartó la casa presidencial por irse a vivir en su vieja chacra, en las goteras de Montevideo.
Mojica le creyó a Confucio cuando dijo que “la humildad es el sólido fundamento de todas las virtudes” y Petro no le creyó a nuestro maestro San Juan Bosco, quien complementó esa frase con “el principio de todo vicio es la soberbia”, y tampoco le creyó a Richard J. Daley, quien opinó que “el poder es peligroso a menos de que tengas humildad” y menos a Arturo Graf, quien señaló que “el saber y la razón hablan; la ignorancia y el error gritan”, como lo hace “Petro Ferragamo” en las plazas públicas, pero ahora con la novedad de que en todo estadio, coliseo o coso taurino, lo que se escucha ahora es la voz del pueblo, que agrito herido pide “fuera Petro”, sin que éste se inmute, porque se sabe todopoderoso y ungido por el efecto teflón, que lo protege, no se sabe por cuánto tiempo, porque pronto el sol a las espaldas empezará a derretirlo.
Mojica gobernó bien, sobrio (cuando muchacho metía marachafa), lo hizo serena y sabiamente, y poco salía de viaje; nuestro mandatario, en cambio, bate todos los récords, ya suma 23 viajes al exterior en poco más de un año, con un costo que asciende a $3.647 millones y en lo que toca con la primera dama, señora Alcocer (“Alcostar”), La Silla Vacía encontró que anda con un séquito de asesores conformado por un maquillista, una auxiliar de belleza, fotógrafo, etc. que nos habrían costado a los contribuyentes más de 1.000 millones de pesos desde que el “Rey Gustavo I” inició su mandato. Y faltan datos de otros municipios.
Post-it. En USA tampoco quieren a Petro. No lo pueden ver ni en “Pinturita” y algunos connacionales -quizás muchos- salieron despavoridos con el tal “estallido social” que inventaron él, Bolívar (exsenador derrotado estruendosamente para la alcaldía de Bogotá) y los senadores Iván Cepeda y Alexander López, entre otros. Un prestigioso médico caleño debió someterse a la capitis deminutio de transformarse en enfermero para sobrevivir, con su familia, al palpitante ritmo de los dólares en la costosa Miami, donde seguramente intentará un largo y doloroso proceso de nivelación académica para ver si algún día podría, tímidamente, acercarse en sus tenis Croydon al resplandeciente Ferragamo, solamente para averiguar cuánto le cuesta un par a quien en su “estallido demagógico” lo hizo emigrar de su Patria para sufrir los “duros y los Maduros” afuera.