Todo lo que interesa a la prensa, interesa a la sociedad. Un periódico es el alter ego de la comunidad. La prensa conforma una gran fuerza, pues rivaliza con los gobiernos, porque los inspira y los orienta, o los desprestigia y los abate; compite con el libro, porque difunde, en formas democráticas y accesibles a todos, los resultados de la cultura humana; sustituye a la tribuna, aventajando al Ágora y al Foro, como eficaz centro de deliberaciones y de acción cívica; complementa los medios de comunicación, el transporte, al aproximar cada vez más a los hombres; remueve con la formidable palanca del anuncio, las energías del comercio y de la industria. Los medios moralizan, iluminan.
A la prensa le corresponde lo extraordinario. A la literatura lo ordinario. A fuerza de escribir sobre lo que no nos gusta, aprendemos a escribir con maestría, sobre lo que sí nos gusta.
La prensa empuja con la fuerza terrible de un jet. Siempre hacia lo alto. Pero la importancia tambien hay que ubicarla en sus diarios, en sus radioperiódicos, en la TV, en sus órganos de difusión. Hoy en día gobernar es informar.
Gloria Vallejo y la Junta Directiva del CPB hicieron entrega de galardones a los mejores periodistas de Colombia. El evento fue memorable. Intervenciones macizas, reconocimientos acertados. Hicieron parte del jurado Diana Calderón, Alberto Salcedo, Fidel Cano, Juan Lozano, Olga Behar, María Isabel Rueda, Roberto Vargas, Enrique Santos Calderón y Roberto Pombo. Premiaron figuras de la provincia, la radio, la TV y la prensa.
Los premios son compromisos de dar más y trabajar con mejor tesón. Entre los trabajos premiados se encuentra la investigación Hotel Caracas, nada tienes, nada empacas, del diario La Opinión; el programa Córdoba, el paraíso en peligro, de frecuencia Bolivariana; Cuando la mente enferma, de la Corporación Universitaria Minuto de Dios; el especial sobre el bitcoin de Dinero.com; el libro Interbolsa segunda temporada, de Gloria Valencia; La colombianada de Isis, de Semana, y Vieron arder todo lo que tenían, de El Espectador.
En la ceremonia, que tuvo lugar en el teatro Cafam de Bellas Artes, también se entregó la medalla Enrique Santos Castillo al periodista Enrique Santos Calderón (su hijo y exdirector del diario El Tiempo) por su reconocido trabajo periodístico, al igual que a Alejandro Galvis, del diario Vanguardia Liberal.
Una tribuna periodística es hoy el trabajo de un equipo humano. Unidos somos más y valemós más. El buen periodista solo dice en privado lo que puede decir en público. Cuando la prensa calla su silencio grita.
El Evangelio dice: “la verdad hay que difundirla hasta encima de los tejados”. Que los meritorios galardonados sigan mirando lejos y volando alto. Atrás ni para tomar impulso. Que los de arriba estimulen a los de abajo. Las águilas siempre dejan volar a los pajaritos.