MARÍA ANDREA NIETO ROMERO | El Nuevo Siglo
Lunes, 23 de Abril de 2012

Las putas de Cartagena

El escándalo sexual de la cumbre nos recordó a los colombianos/as una vez más que Cartagena no es solo ese lugar donde el jet set criollo pasa las vacaciones de final de año. Es sin lugar a dudas un destino sexual que los extranjeros tienen como quizá uno de los mejores.

Esa realidad de vez en cuando sale a la luz, como cuando Pirry en su programa realizó una crónica sobre este tema, por lo demás bastante cierta.

Cartagena está llena de putas. Y no son alegres. Son la demostración de la degradación del género humano. Por ahí hay columnistas que hablan del “oficio más antiguo del mundo”, como si esa expresión le otorgara algo de dignidad a ese “trabajo”.

El problema de la prostitución es de dos vías. El más grave les compete a los hombres que no tienen mínima valoración de su ser y se acuestan para dejar su semilla tirada en cualquier cloaca. En términos científicos ha sido demostrado que para que un hombre fabrique una gota de semen, su cuerpo consume una altísima energía y gasto en términos de su propia sangre. Y son miles los hombres que literalmente desperdician su semilla en actos sexuales desconectados, carentes de lúdica y sentimientos. Esos hombres son productos de hogares y madres que poco o nada se conectaron con ellos. Por eso en la correspondencia en el acto más íntimo y especial que puede haber entre los seres humamos, estos hombres se acuestan con mujeres que no se conectan con ellos. Y lo peor es que eso los excita.

Hay muchos hombres de estrato 6 que les encantan las putas. Esos mismos que enarbolan las banderas de la ética y  la moral y presiden fundaciones pero poco o nada se percatan de sus perversiones y cómo estas profundizan el problema social de nuestras mujeres.

Ahora bien, no solo es problema de los que se acuestan con putas, sino el de ellas mismas. El origen psicológico y emocional que lleva a una mujer a entregar su cuerpo a cambio de dinero tiene origen bastante triste: desconexión, cero valía y una profunda tristeza de abandono en sus infancias.

Es tal la debilidad del sexo “fuerte” y su desconexión que  por acostarse con cualquiera, la seguridad del presidente Obama quedó en entredicho. ¿Qué tal que las Farc se hubieran percatado de esto antes de la Cumbre? Y mientras despiden agentes del servicio secreto, acá nos hacemos los locos y dejamos que el problema social siga metido en las camas de muchos hogares colombianos.