MARÍA ANDREA NIETO ROMERO | El Nuevo Siglo
Lunes, 14 de Abril de 2014

Paz o guerra
Es  así de simple, lo que nos estamos jugando en las elecciones presidenciales es la escogencia entre dos caminos y sin lugar a dudas yo acepto la invitación al presidente Santos de mirar hacia el futuro con esperanza a través del diálogo que construye el entendimiento.
Es obvio como lo escribió el Presidente la semana pasada en Twitter, “la paz no se hace con los amigos sino con los enemigos” y eso es lo que no ha logrado entender un sector de la población colombiana que se siente tan atraído por los gritos de guerra, los improperios y desesperanza que plantea desde la extrema derecha el senador electo Uribe y su candidato a la Presidencia Óscar Iván Zuluaga quienes defienden la guerra a través del odio y las mentiras que inyectan a diario al país.
En estas elecciones tendremos la opción de no retroceder el camino que ya se ha adelantado, no solo con los diálogos de paz en La Habana, sino con lo logros que el Gobierno ha tenido en este “primer tiempo” y que consisten en la disminución del desempleo que lograron entre otras cosas que 2 millones de colombianos hayan salido de la pobreza, la creación de más empresas, 10 puntos más de cobertura en salud, más vacunación gratuita y masiva, entrega de 100 mil viviendas gratuitas, 8.6 millones de niños con educación gratuita, redistribución de la tierra y en materia de la guerra, el reconocimiento de las víctimas y la muerte de Alfonso Cano y el Mono Jojoy principales cabecillas de las Farc.
Estos resultados en un muy breve espacio existen, se pueden palpar como evidencia para darle la oportunidad a la paz que implicará de entrada 14 billones de dólares libres en cada cuatrienio para inversión en salud, educación, infraestructura. Esa es la apuesta del presidente Santos.
En la otra orilla, Óscar Iván Zuluaga, defiende la posición de su jefe que confunde a la ciudadanía con falsas propuestas de paz. Seamos claros Uribe es el camino de la guerra.
Sí, la paz no se hace con los amigos, sino todo lo contrario. Para eso, hay que conceder, negociar, pero sobre todo trabajar en equipo. Creo como lo ha dicho el Presidente que en el segundo tiempo se definen los partidos. Después de haber avanzado tanto, no es adecuado dejar la tarea a medias o peor aún en manos de títeres sin identidad, de esos de los que a uno le cuesta tanto trabajo acordarse hasta del nombre.