MARÍA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Miércoles, 28 de Noviembre de 2012

¡Qué dolor, finalmente la mataron!

 

María Santos Gorrostieta, era médica, de solo 36 años de edad, madre de tres hijos, quien como alcaldesa de Tiquicheo, pequeño pueblo del Estado mexicano de Michoacán, se atrevió a retar a los “dueños” de ese Estado, los carteles que deciden quien vive y quien muere en este territorio, conocidos con los nombres de los Caballeros Templarios y los Michoacanos. Por ello fue secuestrada, torturada y asesinada.

Esta fue la última, mas no era la primera vez que intentaron acabar con esta valerosa mujer, quien se negó, a pesar de todas las amenazas e intentos de asesinato contra ella, a doblegarse a los designios de estos criminales.

Primero mataron a su esposo, quien había sido alcalde de Tiquicheo antes de ella. Lo remplazó como alcaldesa desde el 2008 hasta el 2011, cuando dos veces intentaron matarla a tiros.

El primer atentado ocurrió el 15 de octubre del 2009 del cual salió malherida. Luego fue abaleada una segunda vez en enero del 2010. Entonces, María desnudó ante los medios parte de su seno y brazo derecho, su estómago y sus espaldas para mostrar las brutales cicatrices que los balazos recibidos dejaron en su cuerpo.

A quienes le aconsejaron renunciar a su puesto y dejar el país, o por lo menos la región, como lo han tenido que hacer tantos mexicanos, María respondió: “A pesar de mi propia seguridad y la de mi familia, tengo una responsabilidad con mi pueblo, con los niños, las mujeres, los ancianos y los hombres que se parten el alma todos los días sin descanso para procurarse un pedazo de pan”.

El lunes 5 de noviembre desapareció y tres días después su cuerpo torturado fue encontrado botado en una carretera, a tres horas de su pueblo. ¡Qué dolor! ¿Quién va a responder por esta muerte? ¿Valió la pena tanto valor y tanto sufrimiento de esta mujer y de su familia? ¿Van a continuar igual las cosas en Michoacán?

Por desgracia, creo que la tortura y la muerte de María pasará a ser una más de tantas atrocidades que suceden a diario en México y por las que el Gobierno solo responde con formulismos.

Por lo visto, la vida no vale nada y no hay quien responda por la integridad física de los ciudadanos en el Estado de Michoacán. Allí donde los bosques de abetos atraen cada año a millones de mariposas monarcas, las cuales llegan a aparearse y pasar el invierno, una de las más hermosas migraciones del mundo y donde cada pueblo es una joya colonial, comenzando por Morelia, la capital, coronada con una de las catedrales más espectaculares de México. ¡Tanta belleza y tanto desgobierno!

Hasta hoy no se ha oído la voz del presidente saliente Felipe Calderón, ni del presidente electo Enrique Peña Nieto, condenando el vil asesinato de María Santos Gorrostieta. ¡Quizá no tengan nada que decir! ¿Será que el Gobierno mexicano ya esta derrotado? ¡Qué dolor!