María Clara Ospina | El Nuevo Siglo
Miércoles, 1 de Abril de 2015

HILANDO FINO

Si Maduro fuera inteligente

FELIPE  González, expresidente del Gobierno español, se ha propuesto asumir la defensa letrada de los líderes de la oposición venezolana, Leopoldo López y Antonio Ledezma.

También ha extendido una invitación a Nicolás Maduro, para que dialogue con la oposición y cambie sus políticas: “(Maduro) tiene que reaccionar y lo ideal es que reaccione mediante un diálogo y un proceso de reformas, que van a ser duras y dolorosas, pero que no se pueden aplazar”.

Sí Maduro fuera inteligente, aceptaría, por lo menos, el diálogo con la oposición propuesto por el expresidente español, evitando una mayor confrontación entre los venezolanos, algo que parece a punto de convertir el país en un polvorín.

Con preocupación González añadió:“El Gobierno está fallando seriamente (…) en Venezuela ha habido 25.000 muertes violentas en el 2014, eso supone un asesinato cada 20 minutos”, y continuó: “Los Estados que no garantizan en absoluto la seguridad física se consideran Estados fallidos”. Duras palabras de un socialista convencido hacia otro.

Maduro no puede decir que se trata de un intento de la derecha mundial de desestabilizar a su Gobierno. Esa excusa no es válida cuando quien lo interpela es González, perteneciente al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), y quien sin duda milita en la izquierda.

Sin embargo, para los amigos de Maduro resulta que Felipe González “no tiene moral, es un lobista de las multinacionales”, como lo expresó la diputada oficialista Gladys Requena en una rueda de prensa y Darío Viva, otro diputado, quien afirmó: “Lo de González es una grosería, no tiene moral ni ética política”.

Estos y muchos más ataques e insultos han proliferado contra el expresidente español desde las tribunas chavistas. Reacción que era de esperarse pues grosería y falsedad son las respuestas usuales de los esbirros de Maduro.

Lamentablemente, lo que le falta al Presidente venezolano, sus asesores y amigos, es inteligencia y sensatez para reconocer el horrendo hueco en que están metiendo a su país y aceptar las posibles soluciones que se les presentan.

Ya son muchos los líderes mundiales que claman por la libertad de los jefes de la oposición venezolana y por la urgencia de establecer un diálogo entre el Gobierno y la oposición, algo que quizá ayude a detener la catástrofe inminente del país.

Muchos quieren evitar el total fin de la democracia venezolana, el aumento de los muertos y desaparecidos y el escalamiento de la violencia.

A González lo secundan expresidentes de toda Latinoamérica, Julio María Sanguinetti, de Uruguay, Henrique Cardoso, de Brasil, Ricardo Lagos, de Chile. Ya en enero de este año, Andrés Pastrana, de Colombia, Felipe Calderón, de México y Sebastián Piñera de Chile, habían intentado un diálogo respetuoso.

¿Por qué no oír a estos líderes? Aún es momento de encontrar soluciones pacíficas.  

En 1977, Felipe González, en ese entonces un socialista de 35 años, intervino a favor de dos presos políticos del Gobierno del general Augusto Pinochet en Chile: Erick Schnake y Carlos Lazo. Sin problema se le permitió visitarlos en la cárcel y al cabo de unos meses fueron liberados por Pinochet.

Si Maduro fuera inteligente… ¡Bueno, eso es como pedirle peras al olmo!