MARTA LUCÍA RAMÍREZ | El Nuevo Siglo
Jueves, 26 de Abril de 2012

¿Espectador o administrador activo del contexto favorable?

 

Las economías económicamente deprimidas tardan más de lo esperado en recuperarse y aún no se descarta la posibilidad de que algunas como Grecia, España e Italia sigan empeorando. Pese a las medidas expansivas que se traducen en aumento de la liquidez internacional, las economías responden poco y con cierto rezago al impulso monetario puesto que el choque fiscal negativo y la inestabilidad financiera reprimen la demanda, a través de incremento en el desempleo y reducción de la confianza de consumidores e inversionistas.

Como consecuencia, estos últimos agentes económicos -fundamentales para el dinamismo de la actividad productiva- salen masivamente de sus mercados de origen o de aquellos que tradicionalmente han sido el destino de sus recursos para buscar otros países donde puedan encontrar mejores rentabilidades y condiciones más seguras.

De esta manera empiezan a llegar grandes flujos de inversión a los llamados países emergentes y hacia aquellos que emiten buenas señales en cuanto a: i) la gestión y actitud gubernamental con respecto a la inversión extranjera, i) el entorno macroeconómico y iii) las oportunidades de nuevos negocios o expansión de los existentes.

Actualmente, Colombia es una combinación interesante, es uno de estos países que emiten buenas señales puesto que mantiene un buen ritmo de crecimiento económico, brinda incentivos a la inversión y ha logrado ir reduciendo su inflación poniendo como prioridad la credibilidad del Banco Central; también posee gran campo potencial de expansión gracias al tamaño de su población, su ubicación geográfica y los retos que enfrenta en materia de competitividad. Sumado a lo anterior, recientemente empieza a desarrollarse un aspecto que jalona en la misma dirección y se encuentra relacionado con las externalidades generadas por lo que sucede en otros países de la región y la forma de proceder de sus gobiernos.

Según el Institute for International Finance, la entrada de capitales a la región latinoamericana llegará a US$ 257.000 millones en 2012 y Colombia se beneficiará de ello por ser el mejor país para hacer negocios después de México y Perú (Indicador Doing Business) pero, adicionalmente lo hará por otros aspectos como: i) la actitud hostil frente a las inversiones extranjeras de los gobiernos de Argentina y Venezuela, ii) la menor estabilidad macroeconómica y perspectiva de crecimiento de Brasil, iii) la alta inseguridad en México y iv) el relativo grado de saturación-maduración de las inversiones extranjeras en Chile junto con la menor expectativa de crecimiento para 2012.Aunque Brasil seguirá recibiendo las mayores entradas de recursos de inversión, Colombia es uno de los países del grupo (junto a Perú) que marginalmente genera mayores incentivos para la entrada de inversión extranjera.

Sin embargo, nuestro país no debe quedarse como espectador de unas inversiones que entran, principalmente, al sector minero energético. Por el contrario, debe hacer un esfuerzo constante para que las circunstancias positivas se encaucen a hacer frente a nuestros múltiples desafíos. Los nuevos recursos deben, como han dicho algunos, “sembrarse” asegurando un estricto control de gasto, procurar un aumento en la inversión para lograr mejoras estructurales en infraestructura y dinamizar el desarrollo regional y el crecimiento de los distintos sectores productivos. Particularmente, debemos agilizar la implementación de la Ley de Ciencia y Tecnología y la reforma de regalías para orientar su uso hacia aquellas cadenas en las cuales la investigación y desarrollo, la adaptación y el uso de tecnologías y la aplicación de conocimiento, generarán productos más sofisticados que nos permitan aumentar exportaciones y con ellas crear empleos de calidad, reducir la informalidad y acabar los altos niveles de pobreza.