MONS. LIBARDO RAMÍREZ GÓMEZ* | El Nuevo Siglo
Domingo, 19 de Agosto de 2012

Sí tenemos gente honesta

 

Cuando oímos cada día noticias de nuestra Patria, Colombia, nos sentimos agobiados de pesimismo y con vergüenza de la imagen que ellas proyectan. Hay diariamente, numerosos y crueles homicidios, atropellos a niños y a mujeres indefensas, casos de corrupción en las clases dirigentes, lucha por justificar e implantar actuaciones contrarias a la ley natural como el aborto y la convivencia marital entre personas del mismo sexo. Pero hay, afortunadamente, de otra parte, infinidad de realidades confortantes por el gran número de personas cuyo testimonio nos enorgullece, así como campañas por mantener en alto los grandes valores cívicos y religiosos que felizmente hemos heredado de nuestros mayores.

Lamentablemente de estas últimas realidades poco o nada se destaca, por lo que es urgente y necesaria la tarea hablar de esta segunda faz del pueblo colombiano, y que en justicia es preciso hacer, lo que nos dará fundado optimismo al constatar la feliz realidad de que sí tenemos gente honesta.Con estos testimonios hay qué mostrarle al país que “es buen negocio ser honrado”, como decía con énfasis uno de nuestros presidentes. Hay qué convencer a la sociedad toda de que lo mejor para ella es el cultivo de lo bueno y honesto, en todas las clases sociales, y no dejarse llevar por el despeñadero de costumbres corruptas.

Qué preciosa contribución al país dan los millares de honestos y laboriosos campesinos, así como tantos sacrificados y amorosos padres y madres de familia, tantos obreros e industriales que iluminados por la fe cristiana tejen armoniosamente el progreso regional y nacional, tantos educadores que formados en valores y principios de dignidad los transmiten a las nuevas generaciones. En esta confortante enumeración de quienes dan aportes positivos tenemos también profesionales honestos que honran su línea de labor y a políticos íntegros, en lo nacional e internacional, como un Aldo Moro en Italia o un rey Balduino de Bélgica, listo a dejar su trono antes que firmar leyes favorables al aborto. Seguimos teniendo, también hoy, casos heroicos de amor materno como el de Chiara Corbella, en este mes de junio, en Italia, quien prefiere morir antes que autorizar, que asesinen al niño que llevaba en sus entrañas para salvar su vida. Sí tenemos gente honesta y valiosa.

Cuando hay tantos que se deleitan difundiendo fallas de directivos de la Iglesia Católica, es de justicia sacar a relucir esa lista de personas de gran honestidad, y mencionar el testimonio de la inmensa mayoría que sigue el ejemplo admirable de sus antecesores. Van siendo elegidos de entre ellos, con prudencia y tino, para realizar labor episcopal al lado de ejemplares aqrzobispos como Ricardo Tobón y Flavio Calle, y teniendo, así, la escogencia de nuevos obispos, entre tantos dignos sacerdotes de Colombia. Allí están Mons. Froylán Casas, del Clero de Tunja para Neiva, Mons. Luis José Rueda del Clero de San Gil para Montelíbano, Edgar Aristizabal, Hugo Alberto Torres, Elkin Fdo. Álvarez, entresacados de Cartago, de Sta. Rosa de Osos y de Rionegro, como auxiliares de Medellín, y Mons. Orlando Roa, del Clero de Ibagué, como Auxiliar de esa misma Arquidiócesis.

“Más dicha que dolor hay en el mundo”, dice con verdad una canción popular. Más bien que maldad hay en el mundo, pero se necesita, como lo pedía Jesucristo, que se invierta la situación que, “los hijos de las tinieblas son mas astutos que los hijos de la luz”, y que se destaquen los testimonios de bien, y que se sigan dando, efectivamente, como cultivo de profundo optimismo y que se vean esas obras buenas para bien de la humanidad y “glorifique al Padre bueno que está en los cielos”.

monlibardoramirez@hotmail.com

*Presidente del Tribunal Ecco. Nacional