MONS. LIBARDO RAMÍREZ GÓMEZ* | El Nuevo Siglo
Sábado, 13 de Agosto de 2011

A propósito de la Carta del 91 (VI)


“En la Colonia avances en la educación y en obras de progreso”  


EN  medio de los aconteceres de los siglos XVI al XIX en el mundo, que venimos comentando porque van dando pie a las distintas leyes y Constituciones de tantas naciones, tenemos que en el territorio colombiano se lleva adelante la Conquista y la Colonia (1510 a 1810), épocas en las que de parte de la Corona española hubo gobernadores de regiones, Real Audiencia encargada de gobernar la Nueva Granada (1550 a 1564), luego presidentes (1564 a 1739) y virreyes (1739 a 1810). Conquista y Colonia tienen momentos especiales, con fundaciones como la de Santa Marta (1525), Cartagena (1533), Popayán (1537) y Bogotá (1538), en donde se mezclaba lo religioso y lo civil.


Hubo en la Colonia avances en la educación y en obras de progreso, con gobernantes prestantes como el presidente Juan de Borja (1605-1628) y virreyes como Pedro Messía de la Zerda (1761-1773)y el arzobispo Antonio Caballero y Góngora (1782-1788). Signo de rebelión criolla fue, en esos años, la “Insurrección de los Comuneros”, con incumplimiento del gobierno español a las Capitulaciones (06-06-1781). Es de recordar que en ese momento no era todavía Virrey el arzobispo Caballero, quien solamente cumplió la difícil misión de mediador.


En la época colonial la Iglesia y el Estado se daban la mano, con gran labor en obras sociales, y en colegios y universidades, con la Expedición Botánica dirigida por el médico-sacerdote, José Celestino Mutis, formador de patriotas como el sabio Francisco José de Caldas, y con muchos sacerdotes y religiosos que alentaban la causa emancipadora. Imposible callar algo descollante de esa época como fue la vida y apostolado de ese “esclavo de los esclavos”, S. Pedro Claver (1550-1654), quien dedicó 40 años de su vida a atender y defender a los negritos africanos traídos a Cartagena. Con lo cual se abría una brecha para las futuras leyes, inclusive en el mundo, para la abolición de la esclavitud.


Acontecimientos ligados a la Iglesia Católica, anotados ya en este recuento histórico, influyeron en gran manera, en la normas de vida y legislaciones de las naciones. Pero, naturalmente, otros hechos de origen muy distinto vinieron a incidir en todo el orbe como la Independencia de los Estados Unidos de América (1783), y la Revolución Francesa (1789).


En la región de Norteamérica, colonizada por Inglaterra e Irlanda, se consiguió la independencia, con proceso liderado por Jorge Washington, (1732-1799), que culminó con reconocimiento internacional en París (1783), siendo el mismo líder su primer Presidente (1789-1797). Se expidió su Constitución de 1787, con subsiguiente política expansionista y con guerras internas, especialmente la llamada de Secesión (1861), con confrontación de organización entre los diversos Estados.


De influencia en todo el orbe fueron las vibrantes jornadas de la Revolución Francesa, con Asamblea Nacional vocera de los Estados generales anteriores y la Declaración de los Derechos del Hombre (04-08-89). Se tomaron también disposiciones como la “Constitución Civil, del Clero” que buscaba total independencia de la potestad civil y la eclesiástica. Vino, a poco tiempo, el golpe de Estado por Napoleón Bonaparte (09-11-99), quien instauró reformas notables como las dadas en su Código Civil, y quien realizó ambiciosas campañas para ampliar su poderío como su dominio sobre España en donde coronó como Rey a su hermano José (1808).

Desterrados de allí los franceses (1812) vuelve al poder el rey Fernando VII, quien dio a España nueva Constitución en 1820 y trató de afrontar las campañas libertadoras en las naciones de América. (Continuará).
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*Presidente del Tribunal Ecco. Nal.