Monseñor Libardo Ramírez Gómez* | El Nuevo Siglo
Domingo, 3 de Mayo de 2015

MOMENTO DE DECISIONES TRASCENDENTALES

Evadiendo habilidosos sofismas

Percibimos  muchas voces, respetables, que expresan convicción de que vamos avanzando hacia la paz del país por medio de los diálogos de La Habana. No tengo, personalmente, la alegría de ese convencimiento, ante las actitudes de quienes desde ese confortable sitio siguen auspiciando bárbaros asaltos y defendiendo sus ideales de violencia  por los que justifican toda clase de atrocidades, y veo que se está llegando a un punto  muerto. Constato, no con pesimismo sino con realismo, que se van colocando cara a cara los dialogantes, con ideas enfrentadas, que, de lado y lado, según su criterio, creen deben permanecer inamovibles. Por ello, con angustia, con total sinceridad y con todo respeto, siento el deber de expresarme.

Me he percatado de que los hábiles voceros de la guerrilla han ido tendiendo una red engañosa de sofismas con que quieren convencer al país, comenzando por el de que solo aceptando  sus desorbitadas solicitudes se tendrá camino abierto “para una paz que hay qué lograr para salir de décadas de guerra”. Entre esas solicitudes, dicho por ellos públicamente, está la necesidad de concesiones, como éstas: que no haya entrega de sus armas, ni reconocimiento ni petición de perdón por sus acciones violentas  manchadas de tanta sangre, ni reparo en sus turbios negocios de narcotráfico justificados por estar al servicio de sus ideales, que sus comprobados genocidios estén inmunes de cualquier castigo.

Han logrado, en parte, abrirle  paso al nuevo sofisma de que se señale como “enemigo de la paz” a todo aquel que diga algo en contra de un proceso en el cual las anteriores pretensiones han sido manifestadas como indispensables. Nueva estrategia, preñada de sofisma, reclamar al Gobierno que no oiga las voces de sus opositores, así sean sensatas,  cuando  hagan reparos al actual proceso, y tildar de antipatriótica cualquier critica a sus inmodificables posiciones. Grande sofisma, también, decir que “nunca se ha avanzado tanto hacia la paz”, cuando lo concordado hasta ahora bien se había podido hacer en otras circunstancia, con otros dialogantes, sin tanto costo, y cuando la verdad es que no se ha avanzado en lo fundamental como entrega de armas, compromiso efectivo de no cometer más asaltos ni crímenes y en  aceptar aplicación de mínima justicia.

Estamos en un momento de decisiones trascendentales, en el que es indispensable escuchar a los no violentos, a los reales amigos de la paz, no partidarios de la lucha armada. Sí se siente deber hablar con los violentos, aún no arrepentidos ¿cómo no hacer lo posible y lo imposible para hablar entre los opuestos a la violencia?  Cuando hay diferencias insuperables en los puntos más importantes, y punto muerto en lo adelantado hasta el momento con los voceros de la guerrilla, es del todo indispensable que entre los verdaderamente pacifistas de todas las vertientes de la opinión, dejando de lado todo sabor personalista, se busque acuerdo sobre verdaderas condiciones que se deban crear para llegar a la paz, y qué trato, bien definido, tener con grupos guerrilleros de todas las denominaciones, que den muestras de verdadera voluntad de paz. Cuando el camino no lleva a la meta anhelada solo queda buscar otro sendero, así hayan costado mucho los pasos dados. Seguir avanzando sin piso firme en el andar, solo puede llevar a peores guerras.

No sin temor se expresa cuanto con claridad aparece en estos álgidos  momentos, no sin miedo de ser imprudentes o tercos, pero, al ser la propia visión, e ir percibiendo múltiples voces de quienes al manifestar sus reparos son amigos y no enemigos  de la paz, se piensa que al expresarlos se está contribuyendo a caminar hacia una verdadera paz, y no hacia espejismos. Dios quiera que no sea tarde cuando se oigan estos reclamos de enderezar el camino, “evadiendo habilidosos sofismas”.

monlibardoramirez@hotmail.com

*Expresidente del Tribunal Ecco.Nal.