MONSEÑOR LIBARDO RAMÍREZ GÓMEZ* | El Nuevo Siglo
Domingo, 22 de Abril de 2012

A propósito de la Carta del 91 (XXXVII)

Después de dos anteriores intentos para llegar a la Presidencia de la República (1970 y 1978), en 1982 lograba Belisario Betancur Cuartas amplia victoria sobre Alfonso López Michelsen, quien aspiraba a reelección. Gran acogida tuvo en todo el país el programa de sentido social del presidente Betancur, con buen inicio y satisfactorios pasos en el campo internacional y en el avance de obras a lo largo y ancho del territorio nacional.

Quiso el Presidente Belisario afrontar de lleno el problema de la paz, tan acentuado con las acciones bárbaras, apoyadas económicamente en el narcotráfico, de los grupos guerrilleros. Ofreció el Presidente gestos magnánimos, con comprensión de la opinión pública, pero respondidos con pertinaz desatención de los violentos, con crímenes como el

Asesinato del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla(30-04-84), y la toma, a sangre y fuego, del Palacio de Justicia,por el M-19 con la contundente y necesaria respuesta que les dio el Gobierno  (7 a 10-11-85). Actitud firme que tuvo la aprobación del Gabinete Ministerial bipartidista, con estadistas connotados como Augusto Ramírez Ocampo y Jaime Castro, de la dirigencia del país y aprobación de esa mano firme, en el momento, de parte de las mayorías nacionales. Las pretensiones de los guerrilleros, apoyados por magnates del narcotráfico, eran nada menos que apoderarse del Gobierno con juicio público y destitución del Presidente.

Lo acontecido con algunas personas que se afirma salieron vivas de ese enfrentamiento bélico, desaparecidas luego, es responsabilidad de los mandos militares y no del Presidente quedando en claro que de destrucciones y muertos fueron responsables los criminales asaltantes, con tan desorbitadas pretensiones.  

Hecho doloroso, de gran magnitud, acontecido también en noviembre de 1985, fue la catástrofe de Armero, arrasado por avalancha que se originó por erupción del volcán Arenas. El Gobierno hizo cuanto pudo para atender a damnificados y afrontar las ruinas materiales.

Paso trascendental, que se dio en el país, en este período de gobierno, fue de Acto Legislativo Nº 1 del 9 de enero de 1986, ratificado por el presidente Betancur, por  el que se estableció la elección popular de alcaldes, que vendría a tener su primera realización en marzo de 1988. Promotor de esta iniciativa, que daba acceso a las comunidades de elegir sus burgomaestres, fue el apreciado líder político  Álvaro Gómez Hurtado.

Hecho infinitamente confortante para toda Colombia, también en el período del presidente Betancur fue la nueva visita papal realizada a Colombia, efectuada por el hoy Beato Juan Pablo II, en el mes de agosto de 1986, con sus gestos de padre y pastor como su oración conmovedora a las ruinas de Armero, y presencia en el Santuario de Nuestra Señora de Chiquinquirá, en los 400 años de la renovación milagrosa del cuadro. Hizo el Papa, también, presencia en regiones marginadas, con discursos de reafirmación en la fe y en el compromiso con los más necesitados. Quedó allí un legado valiosísimo, todavía no estudiado suficientemente, ni acogido con la debida amplitud en la Constitución y en las leyes del país.

Para suceder al presidente Betancur hubo de nuevo fuerte puja electoral, especialmente entre el ingeniero liberal Virgilio Barco Vargas y el líder conservador, Álvaro Gómez Hurtado, en nuevo intento por llegar a la Presidencia. Posesionado el Dr. Barco organizó un gobierno monocolor, pues el jefe del Conservatismo, expresidente Misael Pastrana, colocó a su partido en “oposición reflexiva”.

                           monlibardoramirez@hotmail,com

*Presidente del Tribunal Ecco. Nal.