Es una visión perspicaz de la historia reciente del poder en Colombia. Desde el escepticismo propio de los grandes periodistas pasa a un trato “benevolente” con los expresidentes a los que cubrió en ejercicio de su oficio: Turbay, Belisario, Barco, Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe y Santos Calderón. No son simples “perfiles al viento”, como dice el autor de Muebles Viejos, Roberto Pombo. Señala sus errores y aciertos con mirada original. Lo hace con buen humor y nobleza de espíritu.
De Turbay Ayala y Betancur comenta que fueron tan parecidos como distintos: “…Ambos tenían el rasgo común de venir de abajo… y ambos fueron soldados históricos en sus respectivos partidos… los dos lucharon contra la dictadura de Rojas y luego fueron voceros del Frente Nacional y sus beneficiarios”.
Resalta en Turbay la entereza en el dolor por la muerte de Diana, la hija preferida, y al demócrata que propició la unión liberal con Luis Carlos Galán.
De Belisario se destaca la figura refrescante de la política y quien desde su candidatura puso en el centro del debate la cultura y la paz. “No, no, la paz no es liberal, la paz no es conservadora, la paz es nacional, la paz es Colombia”, fue la réplica de Belisario a la paz liberal de López. Estocada magistral de la que el candidato a la reelección no se recuperó jamás.
“Es muy claro que la sociedad colombiana no estaba preparada entonces para la paz, toda esa buena voluntad quedó devorada por las llamas (criminales) del Palacio de Justicia”.
Pombo reconoce en Barco a “Un liberal radical y santandereano…uno que todavía odiaba a los godos”. Barco, convencido de que el frentenacionalismo era cosa del pasado, se la jugó por el esquema gobierno – oposición. Curiosamente, desde la otra orilla, Misael Pastrana estaba pensando lo mismo. Claro, con garantías que en ese momento no existían institucionalmente. Desde la comisión primera del Senado, como vocero de mi partido, adelanté los diálogos con el ministro César Gaviria que produjeron la Reforma Constitucional que tuvo que retirar Lemos Simmonds ante la propuesta de someter a plebiscito la extradición. Creo, con Gaviria, que la intención real de los autores de la sorprendente propuesta, era hundir la reforma porque contemplaba para el partido de oposición la Contraloría General de la República.
El expresidente Turbay, como director del Partido Liberal, me había pedido que se retirara ese artículo. El ministro Gaviria me advirtió de esa llamada.
Ahora bien, en una entrevista con Patricia Lara y Roberto Pombo, que no leí entonces, Barco afirma: “El doctor Martínez Simahan anunció que la intención de Álvaro Gómez era dividir el partido liberal”. Una estrategia, por lo demás, totalmente legitima. Pero no lo dije nunca. Cuando en declaraciones para RCN, Gossaín me indagó sobre el resultado del debate televisivo Gómez – Galán, le explique qué Gómez había invitado a los dos candidatos liberales a un gran debate. Como Barco no respondió “nos pusimos de acuerdo con Galán ”. Esa última frase fue considerada como una gran metida de pata y perjudicial a la campaña conservadora que yo dirigía. Tampoco! Ante el silencio de Barco y la respuesta positiva de Galán, ¿qué procedía? Ponerse de acuerdo los dos equipos de los candidatos sobre la fecha y extensión del debate, sobre el panel de periodistas, etc., y así se hizo.
A propósito, poco antes de la fecha escogida me llamó desde Cartagena el historiador Eduardo Lemaitre: “Carlos, dile a Álvaro que ese debate con Galán será como una escena de la lucha del ‘ogro con el príncipe azul’”. Se lo comenté a Álvaro, quien no lo considero siquiera. Era natural, su dominio de los temas, su admirada dialéctica y su reconocida capacidad expresiva, le daban seguridad de que haría un buen debate. Y lo logró. Pero, la opinión dio como ganador a Galán.
Por cierto, con Óscar Lombana revisábamos las encuestas dos veces a la semana. Solo cuando Álvaro llego a Barranquilla, para iniciar campaña, se presentó un empate técnico con ligera ventaja del candidato conservador. Luego, fue creciendo casi a diario la diferencia a favor de Barco. Óscar, dime la distancia es de seis cifras, preguntó Misael Pastrana, ya cercana las elecciones. Si, respondió Lombana. Entonces, nos vamos a la oposición sentenció el Jefe Conservador.
El espacio de una columna no permite seguir comentando las exquisitas cartas de Pombo a los Muebles Viejos.