El presidente Iván Duque cumplió con su promesa de campaña de dar una participación equitativa a mujeres en su gabinete. Su apuesta igualitaria le ha dado excelentes resultados.
El grupo de mujeres que lo acompañan ha mostrado su gran capacidad. Desde un comienzo les ha tocado lidiar con situaciones de extrema dificultad, la mayoría heredadas del desastroso gobierno anterior y aupadas por una izquierda empeñada en desestabilizar al gobierno de Duque, a cualquier costo, no importa el daño que causen al país.
Bien sabemos que la estrategia de los izquierdistas, incluidos los miembros del partido de las Farc, es desprestigiar las instituciones para tomarse el poder en las próximas elecciones presidenciales, tal y como lo hizo Chávez en Venezuela. Y no han desperdiciado una sola oportunidad para hacerlo.
El firme rechazo de Duque a utilizar “mermelada” para lograr alianzas y apoyo de la clase política, aun de su propio partido, ha dificultado aún más el trabajo de todos los miembros de este gobierno.
De ahí mi admiración por la ministra del interior, la abogada Nancy Patricia Gutiérrez, expresidenta de la Cámara y del Senado. Sencilla y amable, con un estilo pausado, sin espavientos ni abuso innecesario de los medios, le ha tocado manejar a los políticos, sin ofrecer, ni repartir, prebendas de ninguna clase. Algo bien difícil con la clase política colombiana mal acostumbrada a “recibir para dar”. Sin embargo, poco a poco, Gutiérrez lo va logrando. Su mayor éxito fue la paciencia y habilidad con que logró desactivar el paro de los indígenas en Pasto, paro que amenazó con desestabilizar el sur del país.
María Victoria Angulo se estrenó como ministra de Educación con un paro nacional estudiantil, de fuerza y coordinación pocas veces vistas en Colombia. Los estudiantes alegaban abandono a la educación por parte del gobierno y demandaban mayor presupuesto. Este problema venía de gobiernos anteriores; sin embargo, era ella quien debía enfrentarlo y lo hizo armada de una infinita paciencia y gran empatía con los estudiantes. Esto a pesar de que sospechosos encapuchados pretendieron crear el caos con sus arremetidas criminales.
La eficiente ministra de transporte, Angela María Orozco, barranquillera, trabajadora obsesiva y frentera no perdió un momento en comenzar su importante labor, destrabando los contratos del programa vial de las concesiones 4G, que estaba a punto de colapsar debido al coletazo de los escándalos de corrupción de Odebrecht. Entre sus logros se cuentan la próxima terminación del túnel de la Línea, atascado por años por falta de planeación, y el impulso que le ha dado a la primera línea del Metro en Bogotá. Hoy, la ministra Orozco enfrenta decididamente la crisis causada por los derrumbes en la ruta a los Llanos Orientales. Para múltiples problemas ha tenido múltiples soluciones.
Pero quizá, a quien le ha tocado la crisis más azarosa ha sido a la ministra de Minas, María Fernanda Suarez, quien ha tenido que afrontar las fallas en la construcción de la represa de Hidroituango, uno de los proyectos más costosos e importantes de la nación, y la crisis de Electricaribe.
Esto, por mencionar solo tres del equipo de mujeres de este gobierno que se están luciendo por su temple. Todas ellas han puesto la casa en orden y han desarrollados nuevos e importantes proyectos.