Desde los globos de aire caliente de los hermanos Montgolfier en el siglo 17 se ha querido regular la aviación civil. Y, desde entonces, se ha querido que pueda desarrollarse de forma segura y ordenada a nivel internacional. Desde sus inicios se ha querido también que exista uniformidad en las normas aplicables a la aviación civil internacional.
El carácter internacional es intrínseco a la aviación civil. Por ende, la internacionalización de la Aeronáutica Civil es una consecuencia de la evolución normativa y desarrollo técnico que ha tenido la aviación civil. Desde el Convenio de París de 1919 hasta el Convenio de Chicago de 1944 (sobre aviación civil internacional) y, en especial, por las obligaciones asumidas por Colombia mediante la Ley 12 del 23 de octubre de 1947 (ley aprobatoria del Convenio de Chicago de 1944) con el establecimiento de la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional) y ser Colombia un Estado parte de dicho convenio.
Por lo tanto, la Aeronáutica Civil siempre ha tenido y seguirá teniendo un carácter internacional en esencia. La internacionalización de la Aerocivil no se la ha dado la firma de un sinnúmero de memorandos de cooperación técnica con Estados miembros de la OACI o asistencia a reuniones internacionales, o la exposición internacional y reconocimiento por otros países en distintos eventos. Esto, pienso, que internacionaliza y le da reconocimiento es a la persona que lleva a cabo esta gestión en el nombre de la aviación civil de Colombia. En otras palabras, la Aeronáutica Civil no necesita que la internacionalicen pues ya lo es.
Dicho esto, lo que sí debe hacerse es revisar qué pasa adentro de Colombia. La “nacionalización” de la Aerocivil, pues mientras estamos participando y siendo muy activos en eventos de aviación civil internacional y celebrando convenios de cooperación técnica, todos los días aterriza un DC 3 en alguna parte de Colombia violando todas las normas sobre seguridad operacional, o cuando llega un nuevo vuelo como el de Avianca a Corozal, se queda sin luz y agua, no solo el aeropuerto sino la región completa. El acceso al transporte aéreo sigue siendo difícil por el alto costo que tiene operar domésticamente.
Esto es un despropósito, pues afuera piensan que somos el primer mundo pero acá, en la realidad interior, lo que se percibe es que escasamente empatamos al Congo. ¿No es representativo trabajar hacia adentro?