Difícil iniciar esta columna y difícil, porque ante los hechos ocurridos en la vereda Villa Nueva en el municipio del Carmen, Norte de Santander, no encontramos palabras para expresar a los mandos de las fuerzas militares y familiares de estos hombres vilmente asesinados, nuestra solidaridad y repudio ante la cobardía de aquellos armados ilegales que, con ventaja, alevosía y sevicia, atacaron nuestros soldados en estado de indefensión e inferioridad de condiciones para la lucha.
Seguramente los componentes del frente Camilo Torres del Eln, responsables del execrable crimen, estarán celebrado una “victoria” con ribetes de masacre, pues las víctimas cumplían misiones especiales de cubrimiento y presencia en el oleoducto Caño Limón Coveñas, sin presentar frente de combate, ni patrullajes del sector en busca de enfrentamientos con organizaciones delictivas. Todo lo contrario, por su presencia en el lugar generaban tranquilidad y seguridad para las personas que por diferentes circunstancias hacían trabajos en la zona.
Sabemos de tiempo atrás que el Eln, ante las posibilidades de llegar a diálogos con el gobierno, se dedica a mostrar capacidad de acción; estrategia que esta rubricada por el ataque a la Escuela de Cadetes de Policía General Santander, donde encontraron un blanco fácil, al tratarse del alma máter institucional, destinada a la formación y capacitación de alumnos consagrados al servicio de policía, ajeno a confrontaciones bélicas.
Se equivocan estos delincuentes, porque cada acto antes que generar brillo, admiración o respeto para las negociaciones y el país, solo forja repudio, indignación y rechazo, hasta el punto que en el caso que nos ocupa, el Sr. Presidente citó a los integrantes de la mesa negociadora que hasta la fecha está funcionando, para analizar la situación.
Al momento de escribir esta nota desconozco el resultado de tan importante encuentro, pero de lo que sí puedo estar seguro, es del rechazo a este tipo de actos y la urgencia de revisar el horizonte del proceso, porque si los dirigentes del Eln avalan y justifican las acciones de su guerrillada, el gobierno debe tomar medidas generando presencia de la fuerza pública en los diferentes teatros con posible despliegue subversivo, pues es saludable tener muy en cuenta los conceptos de Antonio García sobre este tema, justificando las acciones y sosteniendo que la fuerza pública genera permanentemente ataques a su organización.
Ya quisiéramos ver cuál sería la reacción de los cabecillas en la mesa si la fuerza pública montara una emboscada o sorprendiera una facción en reposo y atacara inmisericordemente sus unidades, dejando un resultado adverso. ¡Ni pensarlo! Se levantarían de la mesa y alegarían falta de garantías. De de seguro las negociaciones quedarían suspendidas señalando al gobierno como responsable. Pero sabemos que eso nunca sucederá y por ahora, con el dolor de nuestros soldados y familiares, continuará la mesa de negociaciones.