El mundo viene presenciando un sorprendente despertar de los adolescentes de esa generación que, hasta hace poco, se veía como indolente, ególatra y básicamente egoísta.
Jóvenes que parecían ajenos a todo lo que no fuera su rápida satisfacción, enamorados hasta la saciedad de su propia imagen, obsesionados por tomarse cientos de ‘selfies’ en cuantas poses pudieran y distribuirlos a granel por todas las redes sociales.
Pero algo ocurrió que los hizo despertar de su estado “catatónico”. Todo comenzó a cambiar cuando un viernes de agosto del 2018, Greta Thunberg, una joven sueca de 16 años, hizo un plantón solitario al frente del Parlamento de su país para protestar contra la ineficiencia de los gobiernos para tomar medidas contra el cambio climático. Plantón que continuó haciendo todos los viernes y que sencillamente llamó: “Viernes para el Futuro”.
Su idea resonó entre los jóvenes del mundo con la fuerza de un tsunami indetenible. De tal manera que fueron miles los plantones exigiendo a los gobiernos del planeta actuar con celeridad en todo lo referente a encontrar soluciones a la significativa amenaza que plantea el cambio climático a la supervivencia de planeta.
Más de 150 países se han unido a dicha protesta. Ya suma millones de personas de todas las edades que demandan acción inmediata. La joven se ha convertido, quizá, en la persona más influyente del mundo. Greta logró lo que ni aún los más versados líderes habían logrado: despertar conciencia sobre el innegable peligro que la humanidad enfrenta si continúa en ese camino fatal e irresponsable que pretende ignorar.
Y así despertó la juventud. En el 2019 presenciamos a jóvenes del mundo ir a las calles para protestar contra esto y aquello. Desde los valientes Jóvenes de Hong Kong, defendiendo sus menguados derechos democráticos, hasta las violentas asonadas de jóvenes izquierdistas, contra el gobierno de Sebastián Piñera, en Chile, que devastaron al país más próspero de Latinoamérica, dejando casi totalmente destruido el sistema de transporte de Santiago, además de causar costosísimos daños a la infraestructura de pueblos y ciudades.
En Colombia, hace un mes, jóvenes unidos con indígenas, maestros y sindicalistas han efectuado plantones para protestar por múltiples razones, algunas justas, otras se podrían decir absurdas y, a todas luces, inventadas por corrientes políticas empeñadas en tumbar al gobierno del presidente Iván Duque.
Estos plantones comenzaron con un fuerte ingrediente de violencia, acaso copiando a los izquierdistas chilenos. Más, la fuerte oposición a la violencia de la ciudadanía logró aplacarlos.
Pero, han quedado en el aire muchas preguntas. ¿Por qué estos jóvenes colombianos han ignorado temas tan importantes como la violencia contra la mujer? Protesta hecha por los jóvenes en Ciudad de México, el 26 y 27 de noviembre. ¿Por qué no protestan contra el reclutamiento y abuso sexual cometido por los grupos armados, del pasado y del presente, contra niñas y niños? Y qué del incumplimiento de los pactos de la Habana por parte de las Farc, tales como: ¿dónde están los niños que aún no han sido entregados, dónde el resto de las armas, los millones escondidos, la reparación por los daños al medio ambiente?
Definitivamente no todos los jóvenes, ni todos los plantones son iguales. Unos se dejan manosear por los políticos, otros NO.