Empieza un año de incertidumbres. Elaborar el presupuesto doméstico-hogareño no es fácil. La ministra del Polo ha decretado un incremento mínimo de salario ante la dificultad de un acuerdo entre los patronos y los trabajadores. Esa ha sido una discusión tradicionalmente fracasada; pareciera una estrategia dialéctica del Gobierno para que el ejecutivo imponga su voluntad política en esa relación conflictiva de la situación de injusticia que vive la nación con la clase proletaria.
El porcentaje del incremento salarial hay que confrontarlo con el aumento del costo de vida derivado de la reforma tributaria liderada por Herodes Cárdenas. La conclusión, indiscutiblemente, es que el desequilibrio inicuo es mayor y la desigualdad crece irremediablemente, desigualdad que, necesariamente, incidirá en el proceso de paz que el doctor Santos intenta lograr más como resultado de un “milagro” papal que como resultado de una reivindicación social y solución a las causas históricas del problema. Cualquiera que analice esta situación tan contradictoria, seguramente, deduce que se trata de una condición paranoica de la política estatal.
Aparte de las alzas derivadas del acrecimiento del IVA se esperan otras que incidirán en la situación. Por ejemplo: la gasolina; los arriendos ajustados con el ÍPC y !los peajes!. Y es con respecto a estos “asaltos” que el Congreso podría reparar su desacreditada imagen si regulara ese cobro de manera racional y efectiva para impedir que los beneficiarios de esa “tasa” aprovechen, para su propio beneficio, cada día, la necesidad de movilización del pueblo, limitando, además, la libertad de locomoción.
Lo obvio seria que se estableciera un límite en la distancia entre peaje y peaje y de otra parte que se exija la retribución de su exigencia, pues hay carreteras gravadas con ese portazgo que se hallan, señor Contralor, ¡descaradamente abandonadas! Lamentablemente la ciudadanía y sus representantes políticos nada hacen para reclamar.
Entre Cali y Manizales, en una distancia de 420K, hay 10 peajes; Bogotá -Valledupar 13 en 847K; Bogotá –Manizales 9 en 340K; Cartagena-Manizales 12 en 769, Fusagasugá – Zipaquirá 3 en 70K. Y así es la generalidad: con promedio de $9.000 pesos cada uno, ¡esto es un atraco!
La senadora María del Rosario Guerra presentó un proyecto de ley intentando regular este cobro y exigiendo una equidad en su costo, la iniciativa no se agotó y, además, tampoco señalaba unas condiciones concretas para su exigencia proporcional con el recorrido del usuario.
Este proyecto de ley buscaba reglamentar el número de peajes de la infraestructura de transporte-modo carretero y sus tarifas, asimismo la calidad y requisitos para su instalación. Ya es hora de que se discuta esta iniciativa y se fijen tarifas justa. Por ejemplo, que en las horas de la noche se pague solo el 50% y de esta forma proporcionar un equilibrio, antes de que la insurgencia decida abolirlos de un tajo, pues es un hecho que las gentes están cayendo en la desesperación al igual que, en su época, los comuneros con la alcabala.
(A todos , que la pasen bien, si pueden!)