Días antes de que empezara la COP 16, la cumbre de la Naciones Unidas sobre protección de la biodiversidad, un video protagonizado por algunos representantes de nuestra fauna conmovió al país. Se trataba de la melodía del himno nacional interpretada, a capela, en la voz de aves, anfibios y mamíferos de los rincones más bellos de Colombia.
El video es increíble. En la pantalla aparecen, escritos, algunos datos impactantes sobre nuestro país, el más biodiverso por km² del mundo; luego se anuncia el “himno nacional de la República de Colombia” y después se desata el conjuro. El canto de decenas de animales hace sonar, en conjunto, el coro del himno nacional y es tan emocionante como cuando se oye en los estadios más abarrotados. Los protagonistas se ven hermosos y uno piensa que es de lo más bonito que puede existir.
En los créditos de esta bellísima versión del himno aparecen los nombres de 46 especies. El papel estelar lo tienen los vistosos pajaritos, profesionales consumados del canto. La ballena jorobada, el jaguar, el águila, el tucán, las ranas y los sapos tienen también apariciones destacadas. Las últimas notas están a cargo de las laboriosas hormigas y de la lluvia torrencial, tan tropical. No puede estar mejor representado este país, lleno de color y de gente que trabaja y, al mismo tiempo, de tormentas grises y rayos fulminantes.
Este es el homenaje del Grupo Sura a la biodiversidad de Colombia. Una realización impecable a cargo del productor musical Miguel de Narváez. Tuvo que ser muy divertido hacer este trabajo, seleccionar las especies, ir a cada lugar a registrarlas, clasificar sus cantos por timbres, frecuencias y notas musicales, asignar el ritmo a cada sonido y ensamblarlo en la partitura del himno nacional. Luego, además, sincronizar la imagen con el audio para que al final resultara esta maravillosa pieza, profunda, llena de sentido y de significado. Qué lujo para el equipo de producción.
El mensaje es potente y movilizador, lo que nos vincula es la diversidad. En estos tiempos de intolerancia y radicalismo, encontrar referentes comunes es refrescante. Lo que nos están clamando las 56.000 especies que habitan en el territorio colombiano es que las cuidemos a ellas y nos cuidemos entre nosotros mismos, pues también hacemos parte de esta cuenta. Igual que ocurre entre la flora y la fauna de nuestros 311 ecosistemas continentales y marinos, nosotros también nos necesitamos mutuamente y, sobre todo, nos necesitamos diferentes.
Así como ocurre con esta versión del himno nacional, tenemos que reinterpretar los relatos que nos unen. La violencia, entre nosotros y hacia la naturaleza, sigue siendo el eterno problema. Reconstruir la idea de nación y tejer vínculos más solidarios, sólo es posible si finalmente aprendemos a hacer las cosas juntos, en medio de las diferencias; como en los ecosistemas, o como en las orquestas. Nuestra responsabilidad, en tanto custodios de la biodiversidad en esta esquina del planeta, es enorme. Asumirla como principio de vida es el camino, tal vez el único posible.
@tatianaduplat