Nuestro turno | El Nuevo Siglo
Lunes, 27 de Junio de 2022

Ellos ya escucharon, ahora es nuestro turno. Durante tres años y medio la Comisión de la Verdad recopiló los testimonios de miles de personas que, generosamente, ofrecieron sus recuerdos y sus lágrimas; pero también su esperanza, su fortaleza, su arrepentimiento e incluso, a veces, hasta su vergüenza, para ayudar a construir una explicación sobre lo que ocurrió en el conflicto armado colombiano y sobre cómo hacer para que nunca más vuelva a repetirse semejante atrocidad.

Al encuentro con la verdad, o más bien, con las verdades -pues fueron muchas las versiones, la vivencias y las perspectivas- acudieron víctimas, excombatientes, miembros de la fuerza pública, líderes, representantes de comunidades, grupos étnicos, gremios y organizaciones sociales; personas que, de una u otra manera, participaron o se vieron afectadas por la confrontación armada. Después de estos años de diálogos y encuentros, y aún sin conocer el informe final, el saldo ya es contundente, nadie ganó; con la guerra todos perdimos.

Hacerse parte de la historia de los otros fue la tarea de la Comisión de la Verdad, reconocer las voces adoloridas de territorios aún heridos, entender que más allá del blanco y el negro estaban los grises y los matices, y que así como algunos se llenaron de razones para la violencia, muchos otros se aferraron a la idea de la paz e hicieron de esta causa su propia resistencia. 

La misión de los comisionados fue escuchar y dejarse transformar por los relatos de los demás. En el camino, a medida que indagaban, las verdades se fueron revelando en los acontecimientos y, a la vez, en las distintas maneras de narrarlos. Los testimonios, las muestras artísticas, las evidencias documentales y las investigaciones que previamente habían emprendido otros, permitieron reconocer distintos enfoques y muchas maneras de entender y de expresar lo que ocurrió en momentos muy oscuros de nuestra historia más reciente. Para los que caminaron por esta senda, buscar la verdad fue una experiencia ética y estética de esclarecimiento.

Más de tres mil entidades y organizaciones acompañaron a la Comisión en su labor en todos los territorios de Colombia y en otros países, pues un relato sobre lo que ocurrió en más de cinco décadas de conflicto armado, sólo podía surgir de un diálogo amplio y plural. De estos encuentros, y de la revisión minuciosa del acervo documental, nacieron el informe y las recomendaciones que hoy recibimos con expectativa y también con ilusión, pues necesitamos con urgencia la verdad para sanar, para reparar, para reconciliarnos y para caminar en paz.

Con la entrega de este informe la misión está cumplida, a la Comisión y a todas las personas que se sumaron a este esfuerzo, mil gracias. Entender que el camino no termina aquí y que la luz se hace y se descubre permanentemente al andar con los demás, es el mejor legado que podemos recibir de ustedes. Ahora es nuestro turno. Hoy somos nosotros los que debemos escuchar, hacernos parte de la historia de los otros y dejarnos transformar por la verdad. Gracias.

@tatianaduplat