La campaña electoral se abrió, avanza y ya muestra signos de suciedad, pese a que Colombia requiere una nueva política.
Al país ha regresado la hegemonía y la supremacía, que todos creyeron eliminada tras los acuerdos de Benidorm y Sitges de los años 50, cuando se transitaba por una dictadura tenebrosa. Alberto Lleras y Laureano Gómez se perdonaron, estrecharon sus manos y se sentaron en España a dialogar para salvar a la atormentada Colombia. La hegemonía de entonces impedía que valores muy reconocidos y generosos aportaran sus conocimientos a los gobiernos, si pensaban diferente.
Hemos regresando a esas prácticas, primero entre el 2006 al 2010, cuando alternaron en el panorama guerrilleros y paramilitares.
Hoy contamos con un Presidente joven, tal vez muy joven, al que sus colaboradores aconsejan erróneamente en muchos aspectos, impidiéndole aprovechar los caminos que cimentó el Nobel de Paz. Nadie duda que esos asesores, buscan y aconsejan otros rumbos que para llevarnos a una hegemonía uribista o del DC. Nadie que piense diferente puede llegar, en este gobierno, a una posición medianamente importante. Es cierto que Duque ganó por 2.300.000 votos. Pero entre ellos estaban los antipetristas, muchos de los que apodaban izquierdistas por su pensamiento progresista, esos que salieron verracos a votar porque nos convirtiríamos en otra Venezuela y tantos más que deseaban algo distinto. No todos eran uribistas, porque entre los 10 millones había de todo. Pero quien no tenga el rótulo o bendición del “eterno”, podrá llegar a la nómina.
Iván Duque es el presidente de los colombianos. El que eligieron los colombianos y el que debe gobernar por cuatro años. Eso lo desconocen quienes asfixian y asesoran al Jefe de Estado. Son expertos en practicar el odio y sepultar la paz para regresarnos al paramilitarismo, a una sociedad armada hasta los dientes, a un ejército de “cooperantes”, a destruir la paz, desaparecer la JEP, e inhumar la verdad, a la que tanto temen.
Y durante las elecciones que se avecinan, ya hay engaños, enredos, falsificación y manipulación de la propaganda de los adversarios, celadas, intrigas y demás vicios ya aplicados. Hay funcionarios que de frente hacen campaña política a candidatos del Centro Democrático, utilizando los dineros públicos. (Léase Mono Sánchez en Boyacá)
Los candidatos de otros movimientos serán calificados de extrema izquierda, abusadores de niños o antiuribistas. Será otra campaña con banderas de odio, cizaña y engaño, para que la gente salga votar enverracada.
Duque puede convertirse en el líder que saque a Colombia de esa práctica y que lime las asperezas que nos impiden disfrutar de la floreciente economía, la paz e impida que siga ascendiendo el pesimismo que observan los gremios económicos. Debemos olvidarnos de Venezuela, del odio, del rencor y la rabia, para salvar a esta sociedad, que quiere la paz y rechaza la hegemonía.
BLANCO: La solución salomónica de la Corte Constitucional sobre objeciones presidenciales.
NEGRO: ¡Gran oportunidad! “Fumigaciones Botero ofrece glifosato a $2 millones hectárea”. Reclame plato de longaniza.