El casino
“Hoy pierden en la ruleta loca del desfinanciamiento”
LA unificación de Europa y la certeza política que hubo alrededor de la eurozona, no sirvieron de mucho frente al colapso de varias economías, sólo comparable con el derrumbe de la confianza inversionista en EE.UU.
Las principales economías del mundo están hoy enfermas. Ninguna receta, hasta ahora aplicada, ha resultado efectiva para aliviar el mal.
Lo de Grecia ha sido contagioso. Se han infectado de su voraz virus de endeudamiento varias naciones poderosas cercanas y no tanto, mientras los ciudadanos salen a protestar con vehemencia, contrariados por el revés en el manejo del endeudamiento público y el fiasco en el portafolio de inversiones de sus Estados y gobernantes.
España, con un desempleo mayor a 4 millones de personas, apenas da cuenta de anticipar elecciones; al tiempo que los ibéricos no entienden nada del ajedrez financiero que intenta jugar el jefe del Gobierno para calmar las aguas turbulentas del faltante fiscal y los desajustes de su endeudamiento. La gente sólo quiere preservar su trabajo y otros, acceder a una plaza, en un país donde se complica cada vez más la vida de los latinos residentes e indocumentados.
En Italia y Portugal soplan vientos de zozobra monetaria. Es posible que ya estén padeciendo trastornos financieros profundos, pero aún no aceptan el mal. Son naciones que quieren ver la suerte final de Grecia, envuelta en recortes y austeridad extremas, limitaciones en gastos sociales y desmejoras en ingresos de altos funcionarios y salarios de empleados pobres.
En Inglaterra, el Parlamento y el primer ministro británico se mueven en terrenos movedizos. No hay muchas opciones para calmar los agitados ánimos en Londres y ciudades universitarias a donde han llegado manifestaciones rabiosas de personas que no quieren perder nada de lo que han construido por décadas. Salud, Educación y Vivienda, son los pilares de los ingleses y ellos no están dispuestos a negociar nada de esto con el Estado. Todo también por cuenta de unas finanzas maltrechas, de un agitado mercado bursátil y de un esquema de inversiones y endeudamiento que amenaza con quebrantar la soberanía monetaria.
EE.UU., a su turno, no es la excepción. Al contrario, están bien enredados allí. Los anuncios del presidente Obama de darle oxígeno y tranquilidad al mercado financiero, no han tenido eco, o si lo han tenido, ha sido en sentido contrario. La bolsa de Nueva York, tanto como la de Londres, ha tenido jornadas oscuras.
Visto así el panorama global, nos encontramos en un verdadero casino donde los mejores apostadores parecen perder la partida; los mismos que sembraron riqueza y oro, hoy pierden en la ruleta loca del desfinanciamiento y el pánico financiero.