Culpables
La culpa no es toda del clima. También son culpables quienes no hicieron su trabajo para evitar que Colombia esté incomunicada e infartada. En el Gobierno anterior se predicó y no se aplicó. Se anunciaron cientos de obras públicas que hoy no avanzan o nadie sabe de ellas.
La culpa no es sólo del invierno. Son responsables quienes no cumplieron los tiempos de los contratos, ni los cronogramas ni los presupuestos acordados. Los mismos que se robaron la plata destinada a la financiación de las principales carreteras regionales y nacionales. Pero también son culpables quienes desde el ejecutivo no hicieron que los contratistas privados cumplieran lo firmado.
La culpa no es sólo de los derrumbes, deslizamientos, desprendimientos de montañas, laderas y desbordamientos de ríos. Lo es igualmente de los ministros de Transporte de turno y directores de Invias que no previnieron para evitar el caos y el drama.
La culpa es de quienes, por años de intenso verano, no salieron a apurar la construcción de tramos viales que hoy tienen echa añicos la geografía nacional.
Son culpables quienes acolitaron contratos dudosos a favor de quienes o están en la cárcel o al frente de proyectos viales que no avanzan.
La culpa les asiste también a quienes sabiendo que las aguas volverían hasta el cuello, no hicieron lo suficiente para evitar que el país esté literalmente incomunicado.
Culpables quienes no se pusieron las botas de trabajo en los puntos críticos, mejorando el estado de las carreteras cuando el tiempo lo permitió. ¿Qué pasó con los operarios en las vías? ¿Dónde estuvo la mano de obra? ¿Por qué, en varios tramos nacionales, los trabajadores brillaban por su ausencia?
Culpables quienes en los últimos 50 años no fueron capaces de cambiarle la cara a la infraestructura nacional. A todos los deberían condenar por incapaces y mediocres. A todos les debería llegar una sanción social y moral, una penalidad, por su irresponsabilidad y ligereza con el manejo de las carreteras locales y principales.
Culpables quienes sabiendo que las intensas lluvias siempre llegan y hacen daños, no aceleraron como lo hacen hoy en medio de la tormenta. La culpa es de quienes en medio de las tempestades hoy intentan arreglar tramos viales destrozados, pero que trabajaron a media marcha cuando el clima era otro.
La culpa es de quienes no tuvieron el sentido común para arreglar a tiempo las carreteras y evitar el espectáculo lamentable que hemos venido presenciando. Culpables mil quienes gastaron casi 5 años haciéndole lobby al TLC en Washington, sin mirar nuestra pobre infraestructura, ni decir ni pío.