ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Lunes, 11 de Junio de 2012

Juego limpio

 

En tanto que banqueros anuncian eliminación de engorrosos trámites que han alejado a las gentes de servicios y productos financieros, el sonado desmonte gradual del 4 por mil, ya no va en reforma tributaria.

Los bancos decidieron borrar de requerimientos al usuario un sinnúmero de papeleos y requisitos que vienen espantando a la clientela. Según el presidente de Bancolombia, Carlos Raúl Yepes, han desaparecido unas 70 exigencias en la entidad a su cargo.

Gerardo Hernández, superfinanciero, dijo que una cifra similar ha eliminado este organismo supervisor, flexibilizando regulaciones y armonizando controles que faciliten la bancarización.

Ambos coinciden en que le llegó la hora a la humanización de servicios y productos financieros. Es tiempo de revisar la calidad de lo que los bancos ofrecen hoy al consumidor final para que éste se bancarice.

El respeto y buen trato a un pequeño ahorrador o inversionista hace la diferencia entre tener o no relación con los bancos.

Plausible la gestión que en tal sentido desarrollan Superfinanciero y Bancolombia, pues en la práctica es despejar el camino para que más familias se vinculen con los bancos y no sigan recurriendo al llamado mercado extrabancario donde consiguen plata, pero a tarifas absurdas.

Sin embargo, mientras se conoce la desaparición de huella digital, declaraciones extrajuicios y juramentadas, largos interrogatorios sobre origen de pírricos ahorros, fotocopias, recomendaciones, autenticaciones e informes de contadores o revisores fiscales que asustan; a los bancos les preocupa que a última hora se retire del paquete tributario 2021 el desmonte gradual del repudiado 4 por mil.

Este gravamen antitécnico distorsiona relaciones de bancos y usuarios con el efectivo. Al moverse el efectivo y no el suministro de dinero a través de medios electrónicos, tarjetas débito o crédito, se evaden impuestos al fisco y se burla, por ejemplo, la facturación del IVA.

Es lo mismo que ocurre con negocios que venden solo en efectivo. Al negar pagos con tarjetas débito o crédito se hace fácil el ‘conejo’ a los impuestos.

El 4 por mil es un impuesto aberrante que distorsiona manejo del efectivo, carga la mano a usuarios, pero lejos de lo que tanto se dice, no es un gravamen que va al bolsillo de los bancos. No es cierto que banqueros se apropien de su producido. Al contrario, les causa traumatismos y los ha satanizado con el público

De temporal pasó a permanente. El Senado legisla por su desaparición. No hacerlo es ir en contravía de bancarización.

Hay que sanear al mercado de ociosas regulaciones y lograr que entidades financieras no asuman como propios unos costos que deben ser asumidos por toda la sociedad. Igualdad en normatividad si queremos inclusión financiera.