ÓSCAR PÉREZ | El Nuevo Siglo
Domingo, 24 de Febrero de 2013

El juicio final


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme." Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?" Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis." Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis." Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y Él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo." E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.

 

Meditación del Papa

DESDE  la Eucaristía nace una nueva e intensa asunción de responsabilidades a todos los niveles de la vida comunitaria, nace por tanto un desarrollo social positivo, que tiene en el centro a la persona, especialmente cuando es pobre, enferma o desgraciada. Nutrirse de Cristo es el camino para no permanecer ajenos o indiferentes a la suerte de los hermanos, sino entrar en la misma lógica de amor y de entrega del sacrificio de la Cruz; quien sabe arrodillarse ante la Eucaristía, quien recibe el cuerpo del Señor no puede no estar atento, en la trama ordinaria de los días, a las situaciones indignas del hombre, y sabe inclinarse en primera persona hacia el necesitado, sabe partir su pan con el hambriento, compartir el agua con el sediento, vestir al desnudo, visitare al enfermo y al encarcelado. En cada persona sabrá ver al mismo Señor que no dudó en entregarse a sí mismo por nosotros y por nuestra salvación. Una espiritualidad eucarística, entonces, es verdadero antídoto contra el individualismo y el egoísmo que a menudo caracterizan la vida cotidiana, lleva al descubrimiento de la centralidad de las relaciones, a partir de la familia, con particular atención en curar las heridas de las disgregadas. (Benedicto XVI, 11 de septiembre de 2011).
 

Reflexión

Los enemigos de Cristo y de su Iglesia han logrado desfigurar la verdadera esencia y raíz del cristianismo. Algunos creen que el cristianismo consiste sólo en rezos y posturas piadosas. Esto, indudablemente, tiene su valor y es un medio válido para vivir la fe, pero no es lo único ni lo esencial.
Fuente: Catholic.net