Se necesitaban nuevos alcaldes para comprobar el grado de inseguridad en que se encuentra todo este país. Los que salieron no se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo, o paliaron y disimularon la situación.
La generalidad de los que estrenan puesto ponen grito en el cielo ante la criminalidad encontrada. Inclusive, hasta quienes no comulgan con Petro, acuden a él y a sus altos funcionarios, solicitando rápida acción para pacificar la nación.
El país está en poder de guerrilleros, matones, extorsionistas y toda una parranda de delincuentes que se han apoderado de todo a su antojo.
Colombia se llenó de criminales, los que nos han invadido aprovechando las medidas humanitarias del gobierno Duque, para aliviar la situación de los refugiados venezolanos, que huyen y siguen escapando de la dictadura de Maduro. Por nuestras carreteras, caminos, campos y ciudades deambulan para quedarse o seguir hacia Ecuador, Perú, Chile y otras naciones. Esa corriente introdujo a Colombia bandas criminales foráneas, que se unieron a la guerrilla y delincuencia colombiana.
No hay rincón que se libere de estos criminales. Las guerrillas reclutan niños y jóvenes que entrenan en polígonos en barriadas bogotanas. Elenos, mordiscos y demás delincuencias han conformado grupos urbanos y rurales que los surten de secuestrados, para financiarse criminalmente. Amenazan a los medios de comunicación. El Periódico de Valledupar sufrió un atentado por informar sobre mafias del Cesar y el Eln.
El cambio de año trajo una masacre en Nariño, un asalto a patrulla militar en Turbo, asesinato de un concejal en Tuluá, retención de otro en Arauca y asaltos, extorsiones, atracos y robos hasta de camionetas de la Unidad Nacional de Protección (UNP).
En las zonas urbanas se han modificado las costumbres por la presencia de atracadores que se apoderan de bicicletas, carros, motos, celulares y demás pertenencias de la ciudadanía. Cuando el manto de la noche cubre las ciudades, los habitantes huyen de las calles.
El general Gualdrón, nuevo comandante de Bogotá, anunció un inmediato plan de seguridad, que seguramente implica la eliminación de negocios de reducidores, que son patrones de los maleantes.
A buena hora algunos de los nuevos alcaldes han cercado a los jíbaros prohibiendo el consumo de estupefacientes en los parques y sitios públicos. El microtráfico es otro de los motores de la delincuencia en todo el país.
El presidente Gustavo Petro debe abrir diálogo con los nuevos alcaldes para establecer programas efectivos que recuperen el orden y permitan el restablecimiento en todo el país.
El Jefe del Estado está en la obligación de llamar a mayores, coroneles y generales que sacó de las filas y aprovechar su experiencia, como lo hizo con el comandante de la policía, para ponerlos a restablecer la seguridad en todo el país. La paz total, no ha encontrado un derrotero certero contra una delincuencia que no cumple con ningún acuerdo.
BLANCO: El gran reconocimiento que el país, la justicia y la educación, le han dado al catedrático, magistrado y rector, Juan Carlos Henao. Paz en su tumba.
NEGRO: Empiezan a sentirse los estragos de la reforma a la salud: Sura suspendió los planes complementarios, que aliviaban la situación a la clase media.