Palabras para los ausentes | El Nuevo Siglo
Lunes, 16 de Septiembre de 2024

Acaba de lanzarse, en la Fiesta del Libro de Medellín, ‘Palabras para los ausentes’ un libro que explora las bitácoras del Salón del Nunca Más del municipio de Granada, en Antioquia. Su autora es Marda Zuluaga Aristizábal, profesora de la universidad EAFIT; está publicado por Siglo Editorial y yo tuve el honor de escribir el prólogo. Dejo aquí un extracto de mis palabras y una invitación a que conozcan este libro que brinda pistas para comprender lo que ocurre después de que la violencia ha irrumpido en una comunidad.

A finales del año 2000 Granada vivió uno de los momentos más duros de toda su historia, compleja de por sí. El 3 de noviembre los paramilitares masacraron a veinte personas y unas semanas después, entre el 6 y 7 de diciembre, como retaliación por este hecho, la guerrilla atacó y destruyó parte del casco urbano del municipio. La comunidad quedó atrapada entre el fuego cruzado de una guerra que no había elegido.

Como una iniciativa comunitaria para preservar la memoria de quienes fueron asesinados o desaparecidos, en 2009 fue creado el Salón del Nunca Más. Allí, una galería de fotos honra la memoria de las víctimas, y por cada una hay un cuaderno en el que los allegados escriben palabras para los ausentes. Son cientos de relatos, muy diferentes entre sí, que en conjunto permiten, por un instante, ponerse en el lugar de los dolientes.

El libro analiza estas bitácoras. Su eje articulador es la forma en que se expresan el duelo, la ausencia, el vacío y la tristeza, pero también la resistencia y la resiliencia. Allí, en las palabras que albergan las bitácoras, habita el dolor de manera permanente, pero también allí, en esos relatos, se encuentran las claves para la esperanza. Hacer visible esta doble dimensión de lo que ocurre después de que se ha padecido el horror es una de las grandes virtudes de este libro.

Para quienes escriben es difícil nombrar, relatar y entender lo que pasó. Las preguntas ¿por qué?, ¿por qué a ti? y ¿por qué a mí? se repiten con frecuencia. Todo es confuso. El trazo de los bordes definidos que, desde afuera, separa claramente a armados y civiles, a víctimas y victimarios, a buenos y malos, se difumina en los textos analizados. Si al compadre lo mataron para quedarse con su parcela, si el amigo desapareció porque se volvió paramilitar, si al novio lo torturaron porque era colaborador de la guerrilla, deja de ser relevante.

Lo único irrefutable es que los que estaban ya no están. Sin ellos la vida no es igual, nunca volverá a serlo. Todos perdieron, sin importar cuál haya sido la causa de la ausencia. Hacer evidente la inutilidad de la violencia es lo más valioso de este libro. Navegar entre las bitácoras del Salón del Nunca Más es ponerse por un momento en la piel de quienes escriben, condolerse con sus palabras y hacer propio su dolor. Sólo por eso vale la pena emprender esta lectura.

 @tatianaduplat