Paro y covid-19 | El Nuevo Siglo
Lunes, 5 de Julio de 2021

El país tenía el 28 de abril 2.864.626 personas que habían arrojado resultados positivos al covid-19. El 30 de junio eran 4.018.000, un aumento del 40% en solamente dos meses. En abril 28 los muertos en toda la pandemia eran 72.725 y en junio 30, 105.000, un aumento del 44%. Los casos activos entre una fecha y otra aumentaron 25%. Esto a pesar de que en junio 30 se habían aplicado 18 millones y medio de vacunas y había 7 millones 100 mil personas con vacunación completa.

Todos conocemos la causa: el paro, las manifestaciones y los bloqueos que orgullosamente muestra el Comité de mamertos como una victoria. La gente sale, se infecta, trae el contagio a su casa y los mayores se mueren. ¿Y qué? No pasa nada, siguen tan campantes.

El gobierno central ha hecho un gran esfuerzo para detener la pandemia y lo mismo una gran parte de los gobernantes regionales y locales, aunque no todos. El alcalde de Cali ha sido llamado por la justicia a rendir versión libre por sus actuaciones. Pero no va a pasar nada. Si los jueces dan detención domiciliaria a los asesinos ¿cómo exigir a un alcalde que responda penalmente por actos administrativos?

Mientras tanto, el Comité del Paro sigue adelante. Es cierto que se han acabado las manifestaciones, aunque no el vandalismo. La famosa “toma de Bogotá” del 9 de junio tuvo tres mil concurrentes, los mismos que van a votar en las elecciones por el señor Alarcón de la Fecode cuando se lance al Congreso el año entrante. Y espero que sean los mismos tres mil que van a votar por Petro en las presidenciales.

Pero los muertos por el covid-19 seguirán aumentando. Las UCI y las salas de urgencia están al tope. Los hospitales carecen de los materiales médicos necesarios como medicinas y oxígeno. Los precios de tales implementos han aumentado hasta un 70%. No sé de quién es la responsabilidad, pero hay imprevisión y falta de atención de las autoridades. Aunque me dicen que Invima autorizó los ventiladores de Unisabana en julio del año pasado, se siguen importando, lo que muestra que los estímulos a los emprendedores nacionales pueden ser bla, bla, bla.

Afortunadamente ya no está el gobierno negociando, pero las treinta y tantas organizaciones del Comité se preparan cada una para traer al gobierno su propio pliego de peticiones y pretenderán que el gobierno los apruebe sin mirar.

***

Coda uno: Ya perdimos el grado de inversión por parte de dos calificadoras. Tiene razón el presidente cuando se queja de que empleen criterios de prepandemia.  Pero el daño está hecho. Ojalá que alguien hiciera un estudio de cómo se han comportado estas calificadoras respecto de los países desarrollados.

Coda dos: Me topé la noche del viernes en la televisión con el Concierto de Gala del 35 Festival de Música Colombiana en Ibagué. Bellísimo, pero no he visto menciones en la prensa. Hoy en la radio y la televisión se oye muy poca música colombiana, excepto en el área de Antioquia y Tolima-Huila. En mi familia, una familia corriente, mi madre tocaba al piano con perfección lo mismo “La Gata Golosa” que la “Appassionata” de Beethoven. Y mi padre tiple y bandola y cantaba. Y así eran todas las familias. Pero hoy no sucede eso (algo se salva la música caribe). Cuántos problemas nos ahorraríamos si a los niños les enseñáramos a amar nuestra bandera, nuestra historia, nuestra naturaleza y nuestra música. Pero estamos en manos de la Fecode que, salvo unos pocos maestros patriotas, solamente enseña comunismo y violencia.