Ya tuvimos suficiente con haber padecido la época de Pablo Escobar, sus lugartenientes y demás compinches dedicados al narcotráfico, como sus crímenes de los años 70 y siguientes, incluso hasta el día de hoy por parte de quienes le sucedieron, lo mismo que el estigma dejado al país por cuenta de esa nefasta experiencia, convertida en el referente de Colombia en el exterior; no obstante, y como si eso fuera poco, resulta ahora Griselda Blanco, la ''Viuda Negra"", “La Madrina”, o como quieran llamarla, más bandida que el propio capo, también en películas y escritos distribuidos a granel.
Como quiera que fue, quién enseño e inició en el delito a Escobar, tal como lo cuentan entre otros Michael Corleone, hijo de ella con Darío Sepúlveda uno de sus tres maridos, sin otra inspiración más que la mafia siciliana como lo demuestra su nombre de pila, único sobreviviente de cuatro hermanos, dedicado a darse el lujo de recibir millonadas de dólares por contar la vida, obra y fechorías de su mamá asesinada de varios disparos en Medellín en 2012, luego de haber pagado una condena de 15 años de prisión según la Administración de Control de Drogas de EE. UU. (DEA).
Versiones llevadas al cine y libros muy apetecidos por la industria cinematográfica de Hollywood y recientemente por Netflix, con la representación de la actriz colombiana Sofía Vergara.
Así es, como las historias de narcos traídas al cine y la televisión han ayudado a enriquecer a sus gestores, productores y comercializadores, pero también a divulgar una mala imagen de Colombia.
No es su culpa, obviamente, pues su trabajo ha sido reproducir una realidad tal como podría decirse de la serie web llamada “Matarife”, autoría del periodista, escritor y abogado colombiano Daniel Mendoza Leal, que igualmente, no deja bien parados a los políticos de nuestro país.
Un karma que tendremos que soportar aun sin tener nada que ver en el asunto, por el solo hecho de ser colombianos, y que le tocará seguir cargando a cuestas a las nuevas generaciones.
Una mala imagen ante el mundo y un legado de malos hábitos, una crisis de valores morales y de falta ética que lamentablemente tardará muchos años en cambiar.
La financiación de las campañas políticas, el encarecimiento de la propiedad raíz y en general el mayor consumo de bienes suntuarios y demás excentricidades comunes entre esa gente de platas mal habidas, distorsiona el comportamiento de los mercados con un impacto directo en el encarecimiento de los bienes y servicios, mayores precios que con dificultad soporta el colombiano del común que vive de su ingreso bien habido y como fruto del trabajo sano y honrado.
Mientras tanto Griselda Blanco muy pronto, según lo anunció su hijo, seguirá apareciendo en otras películas y libros, desgraciadamente por mucho rato.
Gran tarea la que le espera a la juventud y muy particularmente, a éste como a los próximos gobiernos para tratar de contrarrestar la mala imagen de nuestro país.