Este 21 de abril, gran parte de este país resolvió notificar al presidente Petro que hay otras formas más claras, democráticas y razonables de manejar a un país que esperaba superar muchos problemas económicos, sociales y de seguridad.
No importó la lluvia, que hizo una pausa al tremendo “Niño”, para que millares de entusiastas habitantes de muchas tendencias ideológicas invadieran en forma pacífica calles y avenidas de capitales y ciudades.
Había un frenesí en el semblante de los manifestantes que, con banderas de Colombia, carteles y pregones, le imploraban al primer mandatario escuchar al pueblo con sensatez, quitase los guantes, dialogar con cordura y reconocer que hay muchas opiniones para tener en cuenta.
Hay que reconocer, sobre esto no existe cabe duda, que ganó las elecciones a un santandereano en el que nadie creía. Mucho “antipetrista”, hoy arrepentido, le dio su voto para llevarlo al solio de Bolívar, respetarlo y esperar que cumpliera lo prometido en su campaña. Llevan ya casi dos años, tras un hombre capaz de integrar un gobierno que democráticamente diera cabida a todas las tendencias, no a una sola línea de gente impreparada y poco recta para manejar el estado. Colaboradores sin negociados como9 el de los carrotanques y demás.
Ese domingo, solamente el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, tuvo la valentía de reconocer esa voz del pueblo, y señalar que el gobierno estaba listo para escuchar, y anticipó que Petro y su gabinete evaluarían el mensaje de las marchas. En esa misma línea estuvo Laura Sarabia, mano derecha del Presidente.
Pero el mandatario pareció no escuchar a sus consejeros, porque a través de trinos dijo cosas diferentes, poco cordiales y casi anunciando pronta revancha. Volvió con sus ataques a los medios, a los periodistas que se atreven a descubrir las maniobras y a los arrepentidos que lamentan su sufragio.
“Él no se queda con esas”, diría un paisa, porque de inmediato se apoderó de lo que tradicionalmente ocurre los primeros de mayo, día del trabajo”, cuando marchan los trabajadores. Anunció tremendo discurso en la Plaza de Bolívar y se anticipó a decir que esas manifestaciones, eran la respuesta a lo del 21.
Las centrales obreras, unas con firmeza y sin temor procedieron a pedir a Petro respetar la tradicional fecha de los trabajadores, más aquellas que invirtieron millones en su campaña, si se prestarán para las caminatas.
Así las cosas, habrá que esperar, para ver lo que vendrá, porque la situación está tan revuelta que nadie se atreve a apostar.
¿Qué tal el informe del Departamento de Estado de USA, sobre derechos humanos y corrupción que deja tan débil a Colombia? Un rudo golpe al Presidente, a su hijo y su hermano por los dineros dudosamente habidos, que fueron a parar a la campaña. Ya la Cancillería colombiana protestó, pero los gringos dicen que todo es “creíble”.
BLANCO: Excelente el libro “Naturaleza Indómita”, de Max Henríquez, el hombre de los meteoros, como lo presentaba José Fernández Gómez en el siempre recordado Noticiero Nacional. El libro presentado en FULBO, trata de los desastres de origen natural en Colombia.
NEGRO: Increíble que la chismografía trate de llevar al desastre a la Universidad del Rosario. Y lo más grave: nadie reacciona.