La Navidad y el fin de año con el descanso que estas festividades proporcionan invita a reflexionar.
Nos recuerda el nacimiento del niño Jesús, así como varios de los episodios de la época, y la semejanza entre lo que sucedía con los poderosos de entonces y los de ahora.
El reverendo padre de la comunidad de Franciscanos de María en Madrid-España, a quien escucho con frecuencia en redes sociales, en su homilía del pasado domingo 17 de diciembre hizo mención de los que ostentaban el poder y miraban con egoísmo, antipatía y violencia a todo el que pudiera incomodarles, al punto de perseguirlo hasta acabarlo.
“El rey Herodes el Grande, por ejemplo, ante la noticia del nacimiento de Cristo comunicada por los Magos, ordenó matar a todos los niños menores de dos años que vivieran en Belén y su comarca, temiendo que su poder se viera desplazado por la venida del Mesías anunciado por los profetas.”/www.ucm.es › docs.
La presencia de Juan el Bautista molestó igualmente a los dueños del poder, en este caso al rey Herodes y sobre todo a su mujer Herodías y a su hija Salomé, motivo por el cual resolvieron cortarle la cabeza.
Quien molestara no necesariamente tenía que ser alguien peligroso, revolucionario alzado en armas, dice el padre y agrega:
“La defensa de la familia le costó la vida a Juan el Bautista, un hombre bueno y además un hombre que todo el mundo reconocía que era bueno en la cumbre de su popularidad, un hombre ejemplar”.
Cristo nacido en un pesebre sin comodidades ni privilegios, tampoco fue un revolucionario que enardeciera al pueblo para levantarlo contra los romanos imperialistas, los mismos que habían conquistado en Israel el templo de Jerusalén, pero al igual que Juan Bautista, su presencia les molestaba.
Ahora, tenemos que preguntarnos ¿si hoy día, pasa lo mismo?
Lógicamente, los tiempos y circunstancias al igual que los protagonistas difieren muchísimo en su condición, pero la estructura de poder y la forma de ejercerlo parecieran conservar los mismos patrones.
Perseguir y castigar a quien les incomode no pierde vigencia.
Lo mismo sucede entre quienes ostentaron el poder por muchos años, ahora convertidos en oposición “inteligente”.
Les molesta que se defienda a los más necesitados.
Les incomoda el discurso que reivindica la equidad y la justicia social, les fastidia el mensaje ambientalista, les enoja la defensa de la vida, les perturba el éxito de nuestro país en foros internacionales, les irrita la paz total, se desconciertan porque se controla el narcotráfico, les enfurece retomar los derechos laborales cercenados arbitrariamente por el Acto Legislativo número 1 de 2005.
Les enfada que se promuevan reformas, entre otras, al sistema de salud y por eso, a quien lo promueve se le persigue…
¡Esa ha sido lamentablemente la constante y así continua …!!
*Exgobernador del Tolima