De entrada, la candidata a la vicepresidencia por el Pacto Histórico le restó a ese partido por lo menos un millón y medio de votos del liberalismo, porque se puso a pelear con César Gaviria, eterno y furioso jefe de esta colectividad, a quien descalificó de manera desobligante. Sobre los más de 780 mil votos de Francia difícilmente podrá saberse cuántos son de ella y cuántos vinieron de votantes de otros partidos que querían hacerle el daño al titular.
Pero ahí está en la colada Francia Elena Márquez Mina, “activista medioambiental, defensora de los derechos humanos, feminista, abogada y política colombiana” como dice Santa Wikipedia. Petro no quería, estaba reacio, oteando el firmamento, buscando candidatas en otros frentes, pero parece que nadie lo aceptó y dicen las redes -no sabemos qué tan bien informadas- que hubo influencias extrañas que lo obligaron a bailar con Francia la marcha democrática por el triunfo de la izquierda radical.
Y con el grato “palo” que nos dio Fico con la escogencia de Rodrigo Lara Sánchez, médico cirujano, docente universitario y ex mandatario de Neiva, catalogado como el “Alcalde más pilo de Colombia”, quedó conformado el panorama de fórmulas para el próximo cuatrienio. Excelente candidato, hombre impecable y sencillo, hace varios años tuve la oportunidad de compartir con él en un club social de Neiva y alcancé a contarle que había charlado y conocido a su inmolado padre, Rodrigo Lara Bonilla, una vez que lo invitamos a la Universidad Javeriana a un conversatorio, poco antes de su infame asesinato a manos de la mafia en el 84, cinco años antes que el de su Jefe, ese formidable estadista llamado Luis Carlos Galán, cuya grandeza no pudieron igualar sus cuatro hijos, juntos.
Ahora estoy plenamente convencido de que la fórmula Fico-Lara será la número 1, por el bien de Colombia, por la continuidad de la economía de mercado -que derrotó al esquema comunista- y por el futuro de la democracia y del estado de derecho.
Post-it. Qué tal los ecos que nos llegan de ese infame paro que bajo la máscara de “Protesta Social” nos inventaron entre la Colombia Humana, Maduro, las disidencias de las Farc, el Eln y últimamente el señor de la guerra, Vladimir Putin, quien ha metido sus frías narices en nuestro país, con la consigna de fracturarlo, más disimuladamente que a la propia Ucrania; pero parece que todo el entramado se va descubriendo.
Y para acabar de rematar -el más reciente eco del paro- el señor alcalde de Santiago de Cali decide anular la justa decisión de un inspector de Policía quien, en primera instancia, ordenó el retiro de unas construcciones artesanales levantadas durante el paro nacional, en el sector de Puerto Rellena, que la Primera Línea bautizó “Puerto Resistencia”, ubicadas justo en derredor del monumento precisamente denominado “La Resistencia”. El señor alcalde lo desautorizó, que no le tocaran las casetas, seguramente en desarrollo del principio aquél de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal, pues ese inamovible esperpento habrá de provocar un sobrecosto de casi 300 millones a Metrocali -es decir al contribuyente- al tener que alterar el punto de ubicación de una nueva estación del MIO prevista en el sector.